Crisol de danzas y música rinden tributo a La Guadalupana

Por Luis Carlos Rodríguez G.

México, 11 Dic (Notimex).- El inmenso atrio de la Basílica de Guadalupe es un crisol de danzas, música, trajes típicos, tambores, cascabeles, maracas, violines y guitarras que rinden culto a la Virgen de Guadalupe.

Es una sucursal de la mezcla de etnias mexicanas llegadas de Puebla, Hidalgo, Guerrero, Sonora o Michoacán; es una verbena donde los tambores prehispánicos resuenan para marcar el ritmo de la danza del Negrito, del Toro, del Venado o del Jaguar.

El copal da un aire de misticismo a los danzante que ataviados con taparrabos, plumas, penachos y cascabeles o con trajes de charro o china poblana, alegran la máxima festividad religiosa de México.

En medio de cientos de casas de campaña y colchonetas, Ignacio Oropeza, danzante totonaca comentó a Notimex que la danza de Los Negritos, originaria de Veracruz, representa la matanza de una víbora que mordió a un caporal.

“Nos preparamos un mes antes. Venimos como 60 personas entre músicos, danzantes y acompañantes. Tenemos cinco años viniendo a darle gracias a la Virgen de Guadalupe”, señaló.

A unos pasos de los acordes de guitarras y violines, los tambores atraen a cientos de peregrinos para ver a un grupo de danzantes adornados con máscaras de jaguar, penachos y estandartes de la Guadalupana.

José Díaz, danzante de la Sierra Norte de Puebla, contó que desde hace 15 años interpretan la danza de Los Tejoneros, una tradición prehistórica. La bailan enfundados en máscaras de tejones, perros y arlequines.

Este 11 de diciembre, víspera del Día de la Virgen de Guadalupe, el atrio de cabida a danzantes Los cocheros, chinelos, viejitos, mexicas y grupos aztecas, venidos lo mismo del Estado de México, Chiapas, Guerrero, Puebla, Veracruz o Morelos. 

Todos bailan con fervor, cantan y rinden tributo a la Reyna del Tepeyac. como los chinelos, pero con una intención en común: agradecer y pedir bendiciones de la Morenita del Tepeyac.

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NTX/LCR/RRG