Nahomi, la jovencita que le dio vida a 100 personas

Tras sufrir un accidente automovilístico que la dejó con muerte cerebral, Nahomi Lumbreras, una joven coahuilense que pereció de apenas 15 años de edad, ha logrado mejorar y salvar la vida a más de 100 personas, gracias a la donación oportuna de sus órganos.

Oriunda de Parras de la Fuente, anhelaba ayudar a personas enfermas, pues quería ser médico profesional en un futuro.

Sin predecir su fallecimiento a tan corta edad, siempre manifestó a sus padres la intención de ayudar a personas que anhelan por un órgano, un tejido o un hueso y exigió que el día de partir se cumpliera su última voluntad.

El 7 de agosto del año pasado, en un aparatoso accidente ocurrido en la región Laguna, la joven resultó con lesiones graves, quedando hospitalizada sin esperanzas de vivir; los médicos le diagnosticaron muerte cerebral.

Tras el diagnóstico médico, los padres, Pedro Lumbreras y Rosa Elia Almaguer decidieron cumplir el sueño tan anhelado de su hija, que al momento ha ayudo a vivir a más de 100 personas.

Aún y cuando fue una decisión muy complicada para la familia, recordaron la petición de Nahomi y se mentalizaron, al asegurar que su hija seguiría viviendo en otras personas o al menos una parte de ella.

El pasado viernes, el Comité de Donación y Procuración de Órganos del Hospital Universitario de Saltillo reconoció la valentía de los padres de familia por haber autorizado la donación de órganos de su hija, decisión difícil, pero que al final se aprobó y ayudó a mejorar y salvar la vida de más de 100 personas.

Se informó que al menos dos personas recibieron las corneas y más de 100 obtuvieron mejoría en su salud, con el injerto de órganos y huesos de la pequeña Nahomi.

El coordinador de Trasplantes del Hospital Héctor Mario Zapata de la Garza entregó un reconocimiento a la familia Lumbreras Almaguer por este gran gesto de solidaridad y apoyo a las personas que estaban en espera de un injerto, delante de los miembros del Consejo Estatal de Trasplantes mencionaron el orgullo que les deja la acción de su hija, que aún y cuando han pasado meses de su muerte, sigue dando fruto y felicidad a más pacientes con distintas enfermedades que se curarán.

La doctora Mireya González Álvarez mencionó en una plática para los asistentes que el proceso de donación de órganos lleva diversas la intervención de diversas disciplinas; sin embargo, dijo lo más importante son los valores que envuelven este ciclo que es doloroso, pero a la vez gratificante para las familias.

Como vocal de ética del Comité de Trasplantes refirió que el objetivo en este proceso de mejora continua es elevar la calidad de vida, pero también el generar y distribuir conocimientos humanísticos y reiteró los valores son los que hacen posible la cultura de la donación,y que éstos inician en el seno familiar.

A la fecha hay 21 mil personas en lista de espera de un injerto, ya sea un órgano, un tejido o el fragmentos del sistema óseo. Convocó a la población a hacer conciencia de la situación por la que pasan miles de personas en el país al no tener donadores que puedan ayudarles a mantenerse con vida.