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Caminar juntas

Cyntia Moncada. Foto: Especial

Cyntia Moncada. Foto: Especial

02 de Marzo 2022

CYNTIA MONCADA

Hace dos años, veíamos incrédulas cómo el centro de Saltillo se inundaba por una inimaginable ola verde/morada, mientras marchábamos, mirábamos hacia atrás y nos parecía increíble que eso estuviera sucediendo en nuestra ciudad (conservadora como ya sabemos). 

Era un 8 de marzo de 2020, Fátima, Gaby, Milagros, Lupita, Isabel, Ingrid y muchas más fueron la gota que derramó el vaso. Un día antes Vivir Quintana lanzó “Canción sin miedo” y “al sororo rugir del amor”, nos dio valor para gritar “Si tocan a una respondemos todas”. 

Ese #8M cientos de mujeres exigimos “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios, saquen sus doctrinas de nuestras vaginas” y la palabra aborto, con mayúsculas, se abrió paso y pisó fuerte sobre las calles de una sociedad que hablaba de él sólo por conveniencia y a puerta cerrada. 

Ese marzo gritamos que “en un país justo las niñas no son madres” y que no podíamos seguir ignorando los embarazos infantiles y adolescentes. 

Ese domingo denunciamos con todas las fuerzas que “El violador eres tú”, que la “culpa no era mía” y nuestras historias de violencia empujaron la furia por nuestra garganta.

Ese día nos movió la rabia y el miedo: “Señor, señora, no sea indiferente se mata a las mujeres en la cara de la gente”, pero ya nos estábamos solas. Y cantamos “Ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven, el patriarcado se va a caer, se va a caer”, porque lo estábamos dinamitando con los gritos que hicieron temblar las viejas estructuras de los edificios del centro. 

Ese marzo nos sentimos acuerpadas por las mujeres que durante años estuvieron acompañando los abortos de otras mujeres, por las que estuvieron tejiendo redes, por las que trabajaron para visibilizar los feminicidios, por las que levantaron su voz solitaria en distintas trincheras, por las que de manera silenciosa pusieron el cuerpo por otras mujeres, por las que resistieron en silencio, por las que se proclamaron feministas cuando nadie lo hacia, por las que superaron la barrera del miedo, por las que gritaron “Ni una más” y “Vivas las queremos”. Ese día sentimos que ya no estábamos solas.

Han pasado muchas cosas desde entonces. La pandemia no hizo más que incrementar las desigualdades, pero las voces de inconformidad no han cesado.

El próximo martes en punto de las 16:30 horas, nuevamente nos reuniremos para hacer temblar la plaza de la Nueva Tlaxcala. Gritaremos más fuerte porque la violencia sigue incrementándose, porque aún con la resolución de la Suprema Corte que declaró inconstitucional penalizar el aborto, el Congreso de Coahuila no ha reformado el Código Penal ni ha implementado las recomendaciones necesarias para garantizar que el aborto sea legal, seguro y gratuito.

Gritaremos hasta quedarnos sin voz: y tiemblen y tiemblen y tiemblen los machistas, porque Coahuila va a ser toda feminista.