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25 años de la 21K Coahuila

José Inocencio Aguirre Willars. Foto: Especial

José Inocencio Aguirre Willars. Foto: Especial

16 de Junio 2022

JOSÉ INOCENCIO AGUIRRE WILLARS

¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean. 

Hace 28 años el empresario Javier Cabello Siller tuvo la visión de darle a Saltillo un evento de talla mundial, de traer a la capital del estado un evento que fuera lo suficientemente atractivo para traer a los mejores deportistas nacionales e internacionales, pero no solo eso, que permitiera a los deportistas locales competir y convivir con ellos y al ciudadano común darle la motivación para buscar hacer algo que de otra manera pudiera parecer inalcanzable.

Así es como el 11 de junio de 1995 nace la Gran Carrera de México, el 21K Coahuila.

Mientras navegaba por la red para encontrar algunos datos para este artículo, me encontré un video en YouTube, que si ustedes lo buscan tecleando: “1996 Carrera 21K Coahuila”, se van a encontrar una verdadera joya. De entrada, por el nivel de los corredores que se pueden ver, pero también para darnos una idea y dimensionar el impacto que este evento tuvo en Saltillo.

En estas primeras ediciones, en donde participaban apenas mil atletas, podemos ver exclusivamente deportistas de alto rendimiento. Las calles de la ciudad lucen prácticamente vacías, muy pocos puestos de hidratación y ausencia total de música, carteles y porras, muy pocas mujeres compitiendo y una ausencia total de corredores amateurs. 

Muy distinto a lo que vivimos este pasado domingo.

Hoy el evento reúne a 9 mil corredores, pero hace vibrar a una ciudad entera. Cientos de personas, cientos de voluntarios trabajan desde meses antes al día de la carrera para tener todo listo, desde el escenario, el diseño de las playeras y de las medallas, los puestos de hidratación, la señalización en la calle, los grupos musicales, los puestos de auxilio y un sinfín de cosas extras.

Tuve la oportunidad de correr en ella por doceava ocasión. El primer intento lo hice por ahí del 2003, en ese entonces con 26 años, confiado en la fuerza y energía propia de la juventud y sin ninguna experiencia previa, salí imaginando que podía seguirles el paso a los líderes de la carrera. Después de cuatro kilómetros y de solo ver de lejos a los kenianos, tuve que abandonar el intento totalmente fatigado, en ese momento me di cuenta que el reto debía tomarse en serio. 

Dos años después me animé de nuevo, esta vez sí me preparé. Después de cuatro meses de estar recorriendo las calles de Saltillo se llegó el día, una noche antes dormí poco, soñé que no sonaba mi despertador y me levanté con dolor de estómago, los nervios de por primera vez hacer un medio maratón. Afortunadamente me fue muy bien, terminamos el recorrido, me enamoré de la experiencia y a partir de esa fecha no he vuelto a perderme una sola edición.

Hoy, la carrera es muy diferente a la de hace 25 años, los deportistas de alto rendimiento siguen ahí, pero detrás de ellos están miles de corredores de distintas partes del estado y del país que sueñan simplemente con terminar el recorrido. 

Al subir por Urdiñola podemos sentir la dificultad de ascender más de 100 metros en los primeros kilómetros, pero la energía de la gente en las banquetas y a las afueras de sus casas con cartelones, naranjas y tambores te impulsan a transitar con la adrenalina al máximo. Bajar por Abasolo y verte rebasado como si nada por una mujer que sin duda rebasa los 65 años, por un papá empujando una carriola o por Batman o Supermán es algo muy común. De ahí, a recorrer la calle de Juárez y Victoria, nuestro hermoso centro histórico, la Catedral, Palacio de Gobierno y la Alameda. Bajar por Emilio Carranza y el Isidro López es un respiro, dar vuelta por Egipto y recibir un manguerazo de agua te prepara para lo más difícil. 

Subir el Venustiano Carranza, los últimos 5 km. del recorrido, con el desgaste de 16 km. a cuestas, el sol frente a ti y tu cabeza que te empieza a jugar en contra. Afortunadamente a tu lado tienes a los saltillenses, que te gritan, que te animan que te recuerdan que falta poco y que si se puede. Un niño que te alza un pulgar, el scout que te entrega otra bolsita con agua, la señora que te ofrece una naranja fresca o el joven que te regala un chocolate te recuerda que no te puedes rendir, la meta está ahí y lo puedes lograr y entonces sientes en tu hombro la mano de otro corredor que te dice, vamos, ya estamos por llegar y te das cuenta que lo vas a lograr. 

Felicidades una vez más a los organizadores, felicidades a quienes recorrieron la carrera o parte de la carrera, pero sobre todo gracias, gracias a todas y a todos los que salieron a permitirnos terminarla, sin ustedes no sería posible.

Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.