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El clásico se pintó de blanco

real madrid clasico barcelona

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02 de Abril 2016

AP

En una noche de marcado carácter emocional para el Barcelona, el Real Madrid manejó mejor las pulsaciones del clásico de la liga española y se impuso por 2-1 en cancha del acérrimo rival, truncando de paso la racha de 39 partidos sin perder en todas las competiciones del cuadro azulgrana.

La derrota dejó al Barsa con 76 unidades en lo alto de la tabla clasificatoria y seis de ventaja respecto al escolta Atlético de Madrid, que goleó 5-1 al Betis anteriormente en la jornada. Con siete partidos pendientes para el final del campeonato, el Madrid marcha tercero con 69 puntos, lejos de la cima pero reconfortado por su inesperada victoria visitante con el vigente campeón.

Gerard Piqué puso en ventaja al Barsa con un gol a los 56 minutos, pero Karim Benzema niveló a los 62 y, ya con un hombre menos por la expulsión de Sergio Ramos a los 84, Cristiano rompió definitivamente los esquemas a los 85 con su 29no gol del torneo, donde figura como máximo artillero.

El partido arrancó con un gigantesco mosaico y sentido homenaje al ex futbolista y entrenador Johan Cruyff, recientemente fallecido. Pero el aroma del “holandés volador” no impregnó la cancha, donde los futbolistas firmaron una discreta primera mitad, sin apenas acciones técnicas de mérito, ni arrebatos propios de un clásico.

Cristiano y el argentino Lionel Messi, en sus respectivos roles, fueron lo más destacado de uno y otro equipo. El madridista con más voluntad que acierto, empeñado en asumir responsabilidades ofensivas y romper la defensa local, pero espeso en la conducción y sin el cambio de ritmo requerido para descontar al segundo rival. El argentino, más cerebral, midió sus esfuerzos y los espacios desatendidos de la vigilancia “merengue”, buscó la activación de Neymar y del uruguayo Luis Suárez, lanzó un tiro libre directo ajustado, y reclamó al árbitro la no señalización de un penal por parte de Ramos, que hubiera supuesto también la segunda tarjeta amarilla y expulsión del central.

La brusquedad fue la nota predominante de los primeros 45 minutos, con más atropellos e interrupciones que pases al pie. La mejor ocasión la tuvieron Neymar y Suárez en un despiste de la zaga madridista, pero el charrúa no acertó a rebañar el pase retraso del brasileño y, ya más cerca del descanso, Dani Alves se llenó de balón en una volea en carrera que sobrevoló el arco de Keylor Navas.

La única parada del costarricense, en media vuelta de Ivan Rakitic, fue meritoria pero no estelar; mientras que en el arco opuesto, el chileno Claudio Bravo solo se inquietó cuando Benzema empalmó desde el corazón del área un centro de Dani Carvajal, y con más peligro para el graderío que el propio portero.

Menos de un minuto tardó el Madrid en soltar el primer pelotazo sin sentido tras la reanudación. Aparente declaración de intenciones ante un rival hasta entonces mejor pero no especialmente atinado; aunque siempre con el comodín de Messi, capaz de forzar una gran parada de Navas a mano cambiada, con delicioso intento de vaselina desde el balcón del área.

Pero el tiro de esquina resultante acabó desnivelando la balanza, al deshacerse Piqué de la marca de Pepe y cabecear picado desde el primer poste, sin opción de magia para Navas.

Un gol de un defensa a balón parado inauguró el marcador del clásico dedicado a honrar la memoria de Cruyff. Y, lejos de acatar el manual de estilo del “Flaco” y manejar la posesión de la pelota, el Barsa se entregó al juego de ida y vuelta con consecuencias fatales, permitiendo que el Madrid igualara en una jugada de lo más desorganizada y resuelta con remate acrobático de Benzema tras conducción de Marcelo y un primer zapatazo desviado de Toni Kroos.

Envalentonados, los visitantes buscaron el segundo en zurdazo de Bale que tapó con seguridad Bravo, mientras el Barsa seguía esperando la aparición de Suárez, sacrificado en el ofrecimiento pero poco lucido con la pelota.

El uruguayo buscó una volea esquinada, pero fue el Madrid el que dio un golpe sobre la mesa, primero con un cabezazo a la red de Bale anulado por infracción en el salto, luego con disparo al travesaño de Cristiano.

Sin respuesta, el Barsa vio entreabrirse una puerta con la tardía expulsión de Ramos por patada a Suárez, pero la acabó tirando abajo del otro lado Cristiano cuando, pese a la inferioridad numérica, controló un centro de Bale, fusiló a Bravo y, de paso, mató también la impresionante racha invicta del cuadro azulgrana.

 

 

OPB

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