Familiares optan por el silencio en asesinato de guía de turistas

*Sus compañeros lamentan su muerte

*Era un hombre tranquilo, dicen

Por Lucía Calderón. Enviada

Angangueo, Mich., 12 Feb (Notimex).- El silencio es lo que rodea el asesinato del guía ecológico Raúl Hernández Romero, cuyo cuerpo hallado el 1 de febrero en el poblado Llano del Conejo, ubicado en los límites entre Angangueo y Ocampo, después de haber desaparecido el 27 de enero.

La hermana del occiso, quien explicó que estaban por levantar la cruz (ceremonia católica al término de los rezos del novenario), se negó dar declaraciones a Notimex, dijo que “todo lo que se quisiera saber lo preguntaran a la Procuraduría”.

La casa del activista está ubicada en la colonia Barrio Sustentable, conocido popularmente como Las Casitas, en el municipio de Angangueo.

La vivienda forma parte de una serie de inmuebles construidos después de un deslave que afectó a los habitantes de Angangueo; tienen las mismas características, pequeños, con balconcitos floridos que dan a un paisaje pleno de montañas con todas las tonalidades del verde.

La pequeña casa ostenta un moño negro arriba de la puerta principal, en la sala hay sillas acomodadas para el rezo, al fondo se ve un altar con flores y fotos, pero la hermana del guía de turistas que llevaba paseantes a la Sierra Chincua, que forma parte de la Reserva de la Biósfera de la Mariposa Monarca, rechaza ser entrevistada.

Durante la breve conversación interviene un hombre joven que exige a los periodistas se retiren del lugar.

El sitio donde Hernández Romero prestaba sus servicios está enclavado justo en los límites de Michoacán con el Estado de México. Los guías de turistas entrevistados por Notimex sobre la carretera, en el punto acceso a la reserva en el ejido Los Remedios, expresan su desconcierto por la muerte de su compañero.

Explican que acostumbraba colocarse en la carretera del lado del Estado de México, para interceptar a los automovilistas que se dirigían a Michoacán, por si quisieran visitar la reserva ecológica y que lo contrataran.

“Como andamos trabajando en lo mismo, pues la verdad se siente uno consternado, porque Raúl, bueno, para mí en particular se me hacía una persona muy humilde, muy tranquilo. Está uno apenado realmente con lo que le pasó”, externa el guía Javier Ambrosio González, con 23 años de experiencia en esta tarea.

“El vivía aquí en Angangueo, cerca donde hicieron el pueblito mágico. En las Casitas, en la reubicación que hicieron por el desastre, él vivía en la comunidad esa, dentro del municipio”, explica Carlos Carrillo, con 15 años dedicándose a ser guía de turistas, quien se refiere al deslave que ocurrió hace algunos años en este municipio que obligó a trasladar a familias a lugares más seguros.

“Diario, diario, diario, andábamos aquí, unos nos quedábamos aquí o nos íbamos más retirado, pero siempre aquí andábamos cerca”.

Ambrosio González detalla los recorridos que hacía su compañero asesinado para atraer turistas a la reserva.

“En ocasiones él se iba para La Junta o acá en Puente de Tierra Santamaría, realmente aquí estuvo poco tiempo, iba de paso, él andaba más para allá. Allí no hay mariposas, únicamente los compañeros se van para allá para invitar a la gente a visitar Chincua y así si les dan la oportunidad la hacen como guías, pero allá no hay mariposas”, explica.

Carlos Carrillo añade, “lo que pasa es que él se iba un poquito más alejado para poder traer turismo”, precisa.

Ambrosio González agrega que “en parte siento que desconozco en qué andaba metido él –al añadir que no siente temor por lo ocurrido a su compañero-. No precisamente, soy uno de los más grandes que está aquí trabajando y yo me siento a gusto, me siento tranquilo porque la mayoría somos conocidos, familiares y amigos y si no tenemos problemas con nadie, absolutamente a gusto”, reiteró.

“A mi abuelo lo mataron también”

Salvador y Rafael Sánchez fueron los precursores del cuidado de la reserva, incluso este último fue pensionado por Canadá por sus servicios en el cuidado de la región donde hiberna la mariposa Monarca.

El nieto de Salvador Sánchez recuerda que su abuelo fue el primero que condujo a los investigadores canadienses al sitio donde cada año llega esta especie, que viaja desde el norte de Estados Unidos y sur de Canadá a pasar el invierno y a aparearse.

“Las buscaban (a las mariposas), haga de cuenta que año con año venían (los canadienses) y no daban y él los guió a las colonias de la Monarca”, asegura.

Añade que su abuelo también fue asesinado por un sobrino debido a pleitos por el manejo de las tierras del bosque.

“Conflictos por los bosques, igual, hace más o menos 36 años, por participaciones del aprovechamiento del bosque, cuidaba que no talaran el monte. El murió por proteger al monte. Ya ve que unos están de acuerdo en talar, y otros no, así fue la situación”, explica al recordar el deceso del ambientalista Homero Gómez González, quien resguardaba el Santuario de la mariposa Monarca en el ejido El Rosario.

Apunta que los habitantes de esta región no talan árboles, más bien se dedican a protegerlos.

“Aquí la gente no se dedica a la tala de árboles, aquí principalmente se dedicaban a la mina, era la principal fuente de trabajo hace 30 años cuando cerró. Aquí la gente se dedica al aprovechamiento de los montes mediante la conservación de la mariposa Monarca”, explica el señor Sánchez Vilchis, vecino de Angangueo.

La segunda muerte en menos de dos semanas en esta región causa preocupación porque tanto Homero Gómez González, como Raúl Hernández, fueron localizados en el municipio de Ocampo, uno en el poblado del Soldado Desconocido y el segundo, en El Llano del Conejo.

En el caso de Hernández Romero indica que había sido visto por última vez en el hongo de la comunidad de Oyamel, perteneciente al municipio de Áporo, pero su cadáver fue encontrado en Ocampo, ambos decesos mantienen el misterio de qué ocurrió exactamente durante los hechos en que murieron.

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NTX/LCS