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El cierre de los hospitales psiquiátricos

Álvaro Moreira. Foto: Especial

Álvaro Moreira. Foto: Especial

06 de Junio 2022

ÁLVARO MOREIRA

Hace pocos días se aprobó desde la Cámara de Diputados, una reforma que busca transformar el sistema de atención a la salud mental que existe en el país. Su objetivo principal es transitar del actual modelo hospitalario o asilar que se tiene de los trastornos mentales graves, buscando brindar un tratamiento de enfoque comunitario, que involucre de forma muy cercana a las familias.

Bajo esa nueva modalidad, desde la federación se ha determinado la desaparición de los hospitales especializados en psiquiatría en México, por lo que todos aquellos casos graves que requieran internamiento como parte de su tratamiento médico, deberán llevarlo en los hospitales generales. Con todo eso, una de las cosas que más llama la atención es que no se hayan asignado recursos adicionales para que los centros de salud puedan asegurar la atención de los pacientes.

Si bien esta estrategia comunitaria es congruente con la tendencia internacional, es claro que el sistema de salud mexicano se encuentra actualmente en condiciones precarias y expuesto a una muy alta presión, lo que pone en riesgo a los mismos pacientes que, hoy en día, se encuentran en los hospitales psiquiátricos del país.

Ejemplos de lo anterior hay muchos: los más de 37 millones de mexicanos sin servicios de salud, la saturación hospitalaria generada por el Covid-19, la carencia de medicamentos e insumos para enfermedades como el cáncer, hasta llegar a la falta de médicos y personal de enfermería ante las bajas condiciones salariales que se ofrecen. Si a todos estos factores le agregamos que el sector salud general deberá brindar el tratamiento de los trastornos mentales, sin que se les dé más recursos, es claro que el resultado puede terminar en una crisis.

Y es que los trastornos mentales son padecimientos que requieren de un tratamiento prolongado, del surtimiento de fármacos especializados y citas periódicas con especialistas, así como de una evaluación y monitoreo constante.

Ante la incertidumbre que esta decisión genera, es que desde el Congreso presenté un exhorto a la Secretaría de Salud federal para que defina, a la brevedad, cuál será el plan o modelo de atención que se prestará a todas las personas que actualmente son pacientes de estos establecimientos.

Un cambio tan radical requiere de una correcta planeación, que garantice la salud de las y los usuarios de los centros y hospitales psiquiátricos. Es justamente este plan el que debe ser compartido de forma oficial con los gobiernos de los estados y con la ciudadanía, a fin de que tengan la tranquilidad de que sus derechos serán respetados.

Me despido de ustedes amigos, esperando reunirnos de nuevo, por este medio, la próxima semana. Que Dios los bendiga.