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Atentado al futuro

14 de Mayo 2018

No sé en qué haya estado pensando el señor Andrés Manuel López Obrador cuando decidió que terminaría con eso que hemos llamado la Reforma Educativa, y que hasta hoy se ha transformado en la esperanza de contar con maestros que verdaderamente asuman su tarea de apóstoles de la enseñanza, y no una bola de facinerosos que siguen atentando contra el futuro de nuestros hijos. Puedo estar de acuerdo en muchas cosas con el tabasqueño, pero no en vedarles el futuro a quienes tomarán las decisiones del mañana.

No sé si porque haya sido el presidente Enrique Peña Nietoquien presentó la iniciativa, o simplemente porque de lo que se trata es de ceder y conceder espacios al magisterio disidente para que sigan a su lado, pero lo que sí entiendo es que la promesa que hasta ahora mantiene el tabasqueño significa que la calidad educativa solamente quedará en una simple aspiración popular, y dejará de representar esa esperanza para millones de hombres y mujeres que han entendido que la única oportunidad que tendrán en la vida para alcanzar un mejor futuro es preparándose profesionalmente.

Desconozco cuál sea el proyecto del señor López una vez que ceda y conceda la responsabilidad de la educación de nuestros hijos a la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, pero lo que sí entiendo es que será cómplice de un verdadero atentado para las generaciones venideras. Si de lo que se trata es de que todos puedan tener los mismos derechos de obtener un título profesional sin que exista el esfuerzo de por medio, como ha ocurrido con el proyecto de la Universidad de la Ciudad de México, el país mantendrá un considerable atraso que lo situará entre las naciones menos avanzadas en materia de formación profesional.

En lo personal tengo aversión por quienes simplemente por asistencia y no por conocimientos obtienen el derecho de contar con una cédula profesional, porque mucho esfuerzo y desvelos me costó hacerme con un título profesional del periodismo. Y debo decirlo con todo el derecho que me asiste como mexicano, que no estoy dispuesto a que sean esos rijosos desestabilizadores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación quienes moldeen el destino de mi descendencia.

Por mucho que el señor López Obrador tenga la decisión de alzarse con la Presidencia de la República, los mexicanos también tenemos el derecho de oponernos a que una caterva de delincuentes se asuman como dueños del futuro de nuestros hijos y decidan qué tipo de calidad educativa tendremos. Una cosa debe quedar en claro, el señor López Obrador tiene todo el derecho de seguir aspirando a ser Presidente de la República, pero a lo que no tiene derecho es a segar el futuro de las generaciones venideras simplemente por una componenda política.

Si el señor López ha convenido pactar con delincuentes, es su problema, pero no tiene derecho de imponernos a su pléyade delincuencial como los hombres y mujeres que moldearán el destino de nuestros hijos.

Si esa es su concepción de lo que tiene que hacer con este país, desde ahora renuncio a convertirme en uno de sus vasallos y maldigo la hora en que su infinita ambición condene a la ignorancia a las generaciones venideras. México no puede retroceder, y los mexicanos no lo debemos permitir. Al tiempo.

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