Las ventas de autos en México han presentado en los últimos años máximos históricos, en 2015 se comercializaron un millón 351 mil 648 unidades, 19 por ciento más de las colocaciones del año previo, sin embargo, al salir de las agencias, la mayoría de los automóviles no cuentan con los dispositivos básicos de seguridad, la peor parte es que los conductores creen que están a salvo en caso de accidente.
De acuerdo con El Poder del Consumidor (EPC), nueve de cada 10 mexicanos considera que viaja seguro en sus autos, aunque la mayoría sólo cuenta con cinturones de seguridad como el único sistema que podría salvar su vida.
Propietarios de automóviles como Aveo y Tsuru, de los cuales se vendieron 76 mil 696 y 49 mil 134 unidades el año pasado, desconocen que según el laboratorio Latin Ncap, ambas unidades obtuvieron una calificación de cero estrellas, lo cual significa que el conductor y los pasajeros pueden morir o quedar con daños de por vida en un choque a tan sólo 64 kilómetros por hora.
De acuerdo con el organismo que se dedica a probar el desempeño de las carrocerías con impactos frontales y laterales, en el país circulan siete modelos con las peores evaluaciones, encabezados por el Tsuru, sexto lugar de ventas, de Chevrolet, el Aveo, líder del mercado, de la misma compañía el Spark, de Nissan el Tiida Sedán y el March, Gol Trend de Volkswagen, el de origen coreano Hyundai Grand i10, y la SUV Renault Sandero.
En el país ruedan vehículos inseguros, ya que a diferencia de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea, se carece de una normativa que disponga que para colocarlos en el mercado, éstos salgan desde fábrica con dispositivos mínimos como bolsas de aire y frenos ABS, señaló Alejandro Furas, secretario del Programa de Evaluación de Autos Nuevos para América Latina y el Caribe (Latin Ncap).
Mientras en otras regiones del mundo para poner un vehículo a la venta se exige a los fabricantes certificados que avalen, a través de pruebas de laboratorio, la eficacia de estos sistemas, en México hasta el momento sólo se solicita el cinturón de seguridad, pedimento con el que contaba la comercialización de Norteamérica y Europa hace 20 años.
“Los dispositivos de seguridad disponibles actualmente en el mercado hacen la diferencia entre salir caminando de un choque y resultar con lesiones graves e incluso la muerte”, apuntó.
Actualmente la norma NOM-194-SCFI, el primer marco normativo sobre la materia que está en proceso de aprobarse, contiene elementos ambiguos que no garantizan la total protección de los compradores, de acuerdo con Sissi de la Peña, experta en transporte, las reglas darían a la industria hasta cuatro años para implementar tan sólo tres de las siete recomendaciones fundamentales de seguridad vehicular que Naciones Unidas ha emitido.
Al respecto, Stephan Brodziak, coordinador de seguridad vehicular de EPC, indicó que de contar con un marco normativo ejemplar, la mortandad en México por cada mil accidentes pasaría de 4.5 personas, cifra actual, a 1.3, como ocurre en la Unión Americana.
La realidad señalan los expertos, es que las automotrices están obligadas a garantizar la seguridad de sus vehículos, al gobierno y consumidores, no obstante, debido a su importante rol en la economía nacional, ejercen presión a las autoridades para eludir una normativa que iguale a la internacional, bajo el argumento que a mayor seguridad mayor es el precio; “para hacer que los clientes le teman a pagar estos montos”.
Razón inválida a decir de Furas, pues el adicionar una bolsa de aire cuesta entre 50 y 100 dólares pero, a la hora de comercializar la unidad, este costo se refleja hasta en dos mil dólares.
“Las normas de seguridad no se pueden adaptar a lo que los gobiernos o las empresas quieren, la seguridad y la vida de las personas no son negociables”, concluyó.
GG/OPB