El máximo proyecto impulsado por el ex presidente Enrique Peña Nieto se sigue construyendo, ejerciendo recursos y así continuará hasta nuevo aviso, pues el gobierno actual ha encontrado ‘piedritas’ en el camino para ponerle punto final a la obra.
El Nuevo Aeropuerto no ha sido cancelado, mantiene un avance del 30 % del proyecto total y más de 400 mil personas conservan sus empleos en este punto de Texcoco. Una serie de compromisos legales y financieros adquiridos por el fideicomiso creado para su construcción han permitido que el proyecto siga avanzado.
Esto fue lo que ha sucedido tras el anuncio de la cancelación:
La estructura de pavimento de las pistas del #NAIM está compuesta por una sub-base, una base y una capa asfáltica. pic.twitter.com/sQJfZlJVSl
— Nuevo Aeropuerto MX (@NvoAeropuertoMx) 14 de noviembre de 2018
Lo que México tiene que solucionar con los bonos
El fideicomiso del Nuevo Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAIM) vendió bonos por 6,000 millones de dólares que serían utilizados para su construcción.
Los bonos internacionales son instrumentos financieros ‘de deuda con compromiso de pago’ que se utilizan para diversos propósitos, y en el caso del NAIM fueron adquiridos por empresarios de Estados Unidos, entre ellos el Grupo de Tenedores de Bonos Ad Hoc de MexCAT.
En la búsqueda de reducir el endeudamiento de los títulos que fondean el proyecto, el fideicomiso lanzó una oferta para recomprar hasta 1,800 millones de dólares de bonos internacionales, pero la recompra no es suficiente para cubrir el monto total de forma inmediata y fue rechazada por el grupo Tenedor de los Bonos.
En el proyecto del Nuevo Aeropuerto, los bonos, según el fideicomiso, no constituían deuda pública y serían pagados con los flujos excedentes que generaría el propio aeropuerto a través de la Tarifa del Uso Aeroportuario (TUA), que pagan los viajeros.