Arrebatan el encanto a las colonias del surponiente

Por: Miroslava Zapata

Son las 00:40 horas. Los trabajadores de las empresas y fábricas descienden del transporte para llegara sus domicilios, unos en la colonia Los Berros, otros en La Minita y también en la Santa Teresa de la capital coahuilense; sin embargo, frecuentemente “los amantes de lo ajeno” los esperan a un costado de arroyo La Encantada, que pasa por esos sectores.

Al bajar de la unidad, los transeúntes no se percatan de su presencia, pues los maleantes se esconden entre la la hierba y los matorrales.

Luego de avanzar unos pasos, sobre todo si se va solo, de repente, en la espalda sienten como el pico de un arma blanca los toca.

Lo que sigue será sólo escuchar y seguir indicaciones: no voltear y entregar dinero y todo lo de valor que se lleve encima.

Antonia Martínez Mireles vive en la colonia Valle Verde y suele cruzar el arroyo para visitar a su madre, quien vive en la colonia San-
ta Teresa.

La mujer relata que ante la ausencia total de vigilancia policiaca, el arroyo se ha convertido en puntos perfectos para la comisión de asaltos, violaciones y hasta algu-
nos asesinatos.

“Estamos hartos de pedirle a las autoridades que hagan algo, que las patrullas hagan rondines por aquí en lugar de parar automovilistas para fregarlos. Queremos más vi-
gilancia.

“Mire nada más lo que quedó de la caseta de policía. Nunca se hizo nada por volverla abrir, pese a que es sumamente necesario”, acusó Justina Rocha Romo, residente del sector La Romita, que se ubica a un costado del arroyo La Encantada.

Manuel Jaramillo Linares, expresó que estos lugares ya se han teñido de rojo, pues en años pasados, y en hechos distintos, dos jóvenes murieron al ser agredidos en riñas entre pandillas.

El vecino agregó que jóvenes adolescentes han sido ultrajadas en este lugar cuando son llevadas al fondo del arroyo, y citó un caso en especial.

“Una vez una menor de 16 años que tiene una discapacidad (retraso mental), se le escapó a su abuelita y se fue al arroyo; ahí salió un hondureño y se la llevó allá abajo y abusó de ella”, explicó la mujer habitante de la zona suponiente de esta capital.

El arroyo La Encantada se ha convertido en un gran peligro para quien se atreve a transitar por ahí, principalmente en las noches, pues muchos deciden cruzarlo para cortar camino y llegar pronto a su destino, sin reparar en que en cualquier momento pueden ser asaltados y agredidos por los maleantes.

Por lo menos tres colonias son afectadas por el peligroso arroyo; sin embargo, las autoridades municipales se niegan a enviar vigilancia y a resolver el problema.