BOGOTÁ (AP) — El comandante del ejército de Colombia fue ascendido el miércoles en medio de la indignación suscitada por una orden que emitió que ha generado temores de que el país vuelva a sufrir graves violaciones a los derechos humanos.
El Senado aprobó casi por unanimidad el ascenso de Nicacio Martínez a general de cuatro estrellas, aunque una facción legislativa de detractores rehusó participar en la votación.
La promoción tuvo lugar después de que grupos defensores de los derechos humanos exigieran la dimisión de Martínez debido a las revelaciones de que ordenó a los soldados intensificar los ataques contra la guerrilla izquierdista y la delincuencia.
Este sector inconforme manifestó preocupación de que la orden pudiera derivar en una repetición del escándalo de los “falsos positivos” durante el punto más álgido del conflicto en Colombia con los grupos rebeldes izquierdistas. Las tropas fueron acusadas de asesinar a civiles inocentes y hacerlos pasar como guerrilleros para cobrar dinero extra.
Documentos de la fiscalía de Colombia muestran que Martínez firmó pagos cuestionables a informantes en esa época. En una supuesta operación de combate, un civil indígena y una niña de 13 años fueron asesinados. Un tribunal condenó después a dos soldados por haberlos secuestrado de su casa, asesinarlos y sembrarles armas en sus cadáveres para que parecieran rebeldes.
Martínez dijo no tener ni idea de si hizo los pagos. Sin embargo, los archivos indican que firmó por lo menos siete pagos cuestionables más.
“El ascenso del general Martínez Espinel transmite un mensaje preocupante a los soldados de que las denuncias graves de violaciones a los derechos humanos no son un obstáculo para alcanzar el éxito en la carrera”, dijo José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch para las Américas después de la votación en el Senado.