Eran casi las nueve de la noche del martes pasado cuando llegó la pequeña Ailyn casi amoratada al área de urgencias de la clínica siete en Monclova.
Sus padres refieren al personal de guardia que la niña de apenas cuatro años de edad se tragó una moneda de a peso y no puede respirar.
El médico de turno la revisa superficialmente y les dice que el aparato de rayos X no funciona, pero que se vayan tranquilos, que la niña respira con dificultad, pero respira.
Al salir de urgencias con la niña en brazos, Aylin sufre un desmayo y de inmediato la llevan al hospital San José, donde la canalizan con el médico Fernando Samaniego.
Éste, meloso, les explica que es común este tipo de accidentes en los niños, y les asegura que pronto resolverá el caso.
La madre pregunta por el costo de la consulta y Samaniego le pide no preocuparse, mientras piensa que está por vencerse la letra del carro, el GyM de su esposa, y la quincena del segundo frente.
Minutos más tarde, se apersona el médico anestesiólogo Buentello, para sedar a la pequeña y llevarla al quirófano.
En menos de dos minutos, Samaniego logra la hazaña de sacar la moneda, se las entrega de recuerdo a los jóvenes padres, junto con la cuenta que asciende a 17 mil pesos, por honorarios, uso de quirófano y pago a la clínica
Estupefactos, los padres señalan que carecen de recursos para pagar tal cifra, y el doctor Samaniego, ordena retener a la niña y su progenitora hasta que liquiden la cuenta.
El miércoles Fernando Samaniego, despierta y dice a su pareja que le fue muy bien en una consulta, mientras el padre de Aylin, vende su auto, la pantalla y pide prestado para pagar el rescate de su esposa, a manos de sus secuestradores en el Hospital San José.
De que hay ratas, la hay.