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Se está quedando solo

Foto: Especial

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18 de Enero 2023

JULIÁN PARRA IBARRA

Vaya usted a saber quién está asesorando a Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja, si escucha a alguien o de plano él solito se avienta como el borras, pero está en un plan de ‘chivo en cristalería’, de carrito chocón que se va con todo contra todo lo que se le ponga enfrente, lo que de a poco lo ha ido dejando solo en su guajiro sueño de ser gobernador de Coahuila.

El acapulqueño llegó a la entidad pisando fuerte y vendiendo la idea de que ya traía toda la bendición del Presidente para convertirse no solo en candidato de Morena a la gubernatura, sino en mandatario coahuilense; y no solo convenció a algunos de que eso sería realidad, sino que él mismo se la creyó y se llenó de soberbia al grado de actuar no como aspirante a la gubernatura, sino que ya se sentía y actuaba como si fuera gobernador, a muchísima gente empezó a verla por encima del hombro.

Su cercanía con el Presidente, la enorme ventana que le significaban las mañaneras, su gran presencia mediática, le alimentaron sus ambiciones de ser gobernador de un estado del que se desarraigó hace muchos años, al grado que fue representante legislativo por Guerrero y aspiró a ser alcalde de Acapulco por Convergencia Ciudadana -hoy convertido en Movimiento Ciudadano-, hasta que de pronto se acordó –o alguien le vendió la idea- de que había nacido en Coahuila y su cercanía con López Obrador lo podría hacer candidato primero, y gobernador después.

Así, fue sumando a personajes como Shamir Fernández, Rodolfo Walss, Noe Garza, Jorge Luis Morán. Parecía que armaba una buena artillería, pero nunca se imaginó que la candidatura no era un regalo con moño para él, sino que habría de someterse a las reglas de Morena, mismas que en principio aceptó, pero que al no verse favorecido con los resultados, descalificó y catalogó de tramposas y fraudulentas.

Se peleó con el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado; y aunque no verbalmente, con sus actos se confrontó con el Presidente, se fue de un partido en el que –admitió ayer con Joaquín López Dóriga- nunca perteneció ni es militante, sino que fue solamente simpatizante, y el grupo que le acompañaba en Coahuila ha venido desertando paulatinamente; mantiene la actitud, el lenguaje verbal y corporal de rijoso de barrio. Cada vez, se está quedando más solo, dilapidando el poco o mucho capital político que tenía.

 

@JulianParraIba