Los niños y niñas, moneda de cambio

Por: Rosa María Salazar

En la Fundación Luz y Esperanza es frecuente recibir llamadas de mujeres que piden ayuda porque sus hijos y/o hijas son retenidos por los padres después de la convivencia, ante lo cual solicitamos la intervención de la policía, sin embargo, solo en algunos casos se tiene éxito en la recuperación.

La sustracción de menores es la separación de un menor de 16 años de edad de quien legalmente tiene la custodia y de el lugar donde tenía su residencia habitual antes de ser retirado o retenido, según el “Convenio de la Haya de 1980 sobre los aspectos civiles de la sustracción internacional de menores”.

En la mayoría de los casos, la sustracción de niños o niñas responde a patrones de conducta de control de parte del hombre hacia la mujer como una forma de continuar con la violencia que se ejercía en el hogar y en algunos casos las mujeres regresan al lado del agresor. En otros casos, cuando las mujeres huyen de la violencia y buscan refugio junto a sus hijos, son acusadas penalmente por la pareja como las sustractoras y las mujeres tienen que acreditar que salieron del hogar por la violencia.

A pesar de los avances sociales y legales en los derechos de las mujeres, hay madres que enfrentan obstáculos en los procesos de restitución de los hijos o hijas, principalmente cuando existe una diferencia significativa en los recursos económicos o posiciones de poder del padre.

Conocemos de historias de mujeres que han tenido y aun tienen procesos muy largos para la restitución y que generalmente se litigan solo en el ámbito de lo familiar a pesar de ser un delito señalado en el  Código Penal de Coahuila en su artículo 319.

Solo nos falta actuar conforme lo que ya está legislado, tomando en cuenta el interés superior del menor, entendido como el de no alterar arbitrariamente su habitual centro de vida.