ISRAEL NAVARRO
La Reina Isabel II se fue al más allá confiando en que, la última Primera Ministra que le tocó nombrar, sabría cómo navegar entre la turbulencia económica y política en la que se encuentra el Reino Unido. Liz Truss tenía un reto enorme pero también Boris Johnson había puesto la vara muy abajo, por lo que cualquier gestión medianamente buena podría consolidar su liderazgo. No fue así. 44 días después de ser designada como Primer Ministra renunció al cargo. Pero, ¿qué fue lo que pasó y cómo es que Truss termina con la estancia más breve de la historia en 10 Downing Street? Vamos por partes.
El 6 de septiembre Truss fue electa como la jefa del Partido Conservador y Unionista, lo cual implica ser la jefa del gobierno británico. Dos días después la Reina muere y el país entró en duelo. Durante el siguiente par de semanas la opinión pública se centró en los funerales, los chismes de la familia real y el nuevo monarca, el rey Carlos III.
Pero para el 23 de septiembre, vino el primer error fatal: El ministro de finanzas de Truss, Kwasi Kwarteng reveló abruptamente un nuevo plan económico que prometía bajar los impuestos a las empresas y la clase alta, pero nunca especificó cómo se sustentaría financieramente, lo que muchos consideraron un disparate.
Esto puso requetenerviosos a los mercados, desplomó la libra esterlina y el Banco Central se vio forzado a subir las tasas de interés para evitar que la inflación, de por sí ya bastante alta, terminara de aniquilar a la moneda británica, lo que agravó la crisis económica. Evidentemente, esto golpeó al Partido Conservador.
Y ahí comenzó la verdadera pesadilla para Truss, porque sus mismos compañeros de bancada le empezaron a serruchar el piso. Y públicamente comenzaron a declarar que ni ellos estaban contentos con su gestión. Derivado de esto, el ministro de finanzas que inició esta pesadilla política fue despedido y la ministra del Interior renunció, todo en menos de una semana, lo cual aumentó la percepción de que Truss estaba más sola que Bambi el día de la madre. Para el 14 de octubre el diario Dayly Star hizo una quiniela en la que preguntaba si una lechuga estaría aún fresca para cuando Truss renunciara. Y sí, la lechuga ganó.
Ahora llega a la caja de bateo Rishi Sunak, quien había sido ministro de finanzas con Boris Johnson, y quien había contendido contra Liz Truss cuando dimitió Johnson. Sunak, en aquel entonces, advirtió de los efectos negativos que tenía la propuesta económica de Truss. Por ello, prefirió hacerse a un lado antes que ganar con falsas promesas. Hoy la realidad le dio la razón y el puesto de Primer Ministro, una auténtica rifa del tigre.
*Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael