RUBÉN AGUILAR VALENZUELA
Se ha convertido en un lugar común decir que el presidente está relativamente bien evaluado, pero su gobierno no. La última encuesta de Reforma (09.05.22) reafirma esta percepción ciudadana.
Para mayo, el presidente tiene un 62 % de aceptación y un 32 % de rechazo, que para este tiempo de gobierno corresponde a los mismos porcentajes que tenían Zedillo, Fox y Calderón. Salinas tenía más positivos y Peña Nieto menos.
El gobierno del presidente sale relativamente bien evaluado en los programas sociales, educación, salud y combate a la pobreza. En economía y combate a la corrupción es prácticamente igual los porcentajes de positivos y negativos.
Donde le va particularmente mal es en la seguridad con 44 % de negativos y 28 % de positivos y combate al crimen organizado con 46 % de negativos y 26 % de positivos.
De diciembre de 2021 a mayo de 2022 aumenta al 67 % la ciudadanía que piensa ha crecido la violencia y disminuye al 10 % la que dice ha mejorado.
En el mismo periodo de tiempo crece a 66 % dicen hay más inseguridad y disminuye al 9 % los que piensan que ahora es menos.
Lo mismo pasa con la presencia del crimen organizado. En el periodo considerado el 63 % dicen que ha aumentado y se reduce al 10 % quienes piensan ha disminuido. El 81 % estima que han aumentado el feminicidio y solo 3 % que han disminuido.
El 36 % dice que su condición económica y la de su familia ha empeorado y el 31 % que ha mejorado en el periodo que va de diciembre de 2021 a mayo de 2022.
El 71 % piensa que la inflación lo ha perjudicado mucho o algo y al 28 % poco o nada. El 60 % piensa que está bien se subsidie la gasolina y el 33 % considera que esos recursos deben canalizarse a otros programas.
A 43 meses de estar en el gobierno al presidente la mayor parte de la ciudadanía, en torno al 60%, no le “cobra” que la seguridad y la economía no vaya bien. Distingue entre el personaje y su acción.
Hasta ahora, como lo señalan otras encuestas, la ciudadanía reconoce lo que no está bien, como seguridad y economía, pero no culpa al presidente de que las cosas vayan mal.
Al futuro hay dos posibilidades: Que hasta el final del mandato se mantenga esa doble valoración (voto duro) o que empiece a bajar los positivos del presidente producto de que la cosas no van bien.
Si el presidente llega hasta el final con una relativa buena calificación no resulta fácil, es prácticamente imposible, trasladar sus positivos al candidato de su partido.
Lo que sí es evidente, hay muchos ejemplos, es que si llega mal valorado sus negativos si se transfieren al candidato de su partido. La realidad siempre es fluida. Ya veremos.
Twitter: @RubenAguilar