Guerra nuclear

Con verdadero asombro veo al candidato del PAN a Gobernador de Quintana Roo amenazar de muerte a su equipo de campaña. “La traición se paga con la muerte” les dijo Carlos Joaquín González y les reiteró: “los traidores que se larguen, porque si los agarro ¡los decapito!”.

¡Terrible! En vísperas de elecciones en catorce estados entristece el nivel de la política y espanta que se haya lanzado tanto malandro. Preocupa también que las campañas ya no tengan que ver con las propuestas sino con las críticas, el lodo y el número de delitos, abusos y tropelías que han cometido los aspirantes y que hasta ahora habían estado ocultas a la ciudadanía. Asusta, peor, que todo lo denunciado quede impune.

En un año habrá elecciones en Coahuila y me aventuro a pronosticar que la contienda se pondrá igual y quizá hasta peor, tomando en cuenta que viene el 2018, la guerra nuclear por la Grande.

Desactivemos la violencia, que se investigue  profundamente a todo aspirante y se niegue el registro a delincuentes. El INE posee las herramientas legales para actuar y si no son suficientes, que el congreso las refuerce.

Tenemos un mes para lograrlo.