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08 de Enero 2024

Ni para independientes sirven

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

Las candidaturas independientes las destruyeron personajes ávidos de mantenerse en la palestra política. El ejemplo más claro de esta demolición a una figura democrática la encarnaron el actor Eduardo Verástegui y Ulises Ruiz. El común denominador entre ellos  es su ansiedad de poder y la polémica.

Al concluir el periodo para que aspirantes a la Presidencia de la República sin partido cumplieran requisito de recopilar 961 mil 405 firmas (1 por ciento de la lista nominal de electores), exhibe que los ciudadanos no se dejan convencer por “falsos demócratas”. 

De acuerdo con las cifras el que más apoyo recibió fue el actor y productor Eduardo Verástegui con cerca de 165 mil firmas. El siguiente era Ulises Ruiz, ex gobernador de Oaxaca, con poco más de 90 mil. Los demás aspirantes pasaron a lo testimonial y a un resultado reprobatorio por parte de los ciudadanos que, los ven como políticos ambiciosos más que comprometidos con las causas democráticas y la de representar a sectores que se encuentran en la franja de indecisos en la actualidad.

Ulises Ruiz no está acostumbrado a hacer política con los ciudadanos. Lo suyo es la vida política dependiente de un partido, por ello es que se ve más complicado que alcance a ser un candidato presidencia independiente competitivo.

Ruiz Ortiz tiene un pasado altamente represivo. En la actualidad sus objetivos de ataque son el PRI y Morena y es el mismo lenguaje virulento. No es un político antisistema ni tiene una agenda alternativa, según algunos cercanos a él, su mayor problema es el resentimiento político guardado contra los partidos.

En tanto, Eduardo Verástegui impulsó un discurso reaccionario y conservador. Con ello encarnaba lo más radical de la ultraderecha. El país en la actualidad, requiere un discurso de unificación no incendiario. Así Verástegui transitó en su “campaña” a reunirse con ciudadanos provida y profamilia en donde la exhaltación de los valores cristianos y su oposición a la despenalización del aborto fueron parte de sus polémicas declaraciones. Además de rechazar la eutanasia, el matrimonio homosexual y la adopción homoparental.

Las candidaturas independientes surgieron en la reforma política de 2012 como un instrumento “ciudadano” para romper la partidocracia. En las pasadas elecciones federales de 2018, la participación de Margarita Zavala, de Jaime Rodríguez Calderón y Armando Ríos Piter distorsionaron la visión de tener candidatos independientes. De inmediato su pasado partidista obligó a los ciudadanos a ponerlos frente al espejo de los candidatos tradicionales. Se les percibió más como el plan “B” de cada instituto político, que como una alternativa.

Y es que, según los analistas, se debe revisar el marco legal en el que participan los aspirantes independientes, ya que se debe dar un piso parejo frente a los candidatos tradicionales y evitar una sobreregulación. Aunque, ahora, la búsqueda de espacios por parte de políticos del pasado a través de candidaturas independientes —para estar en la boleta electoral para la Presidencia— ahora se convirtió en la distorsión de una figura democrática.