Dijo la muy certera Lourdes de Koster en su columna del jueves sobre el cambio de delegado de Gobernación en Coahuila: “A Eleazar Bazúa no hay que perderlo de vista. No le extrañe que en unos días vuelva al puesto e incluso, a desempeñar alguna otra asignación”.
Y añade Lulú: “Bazúa no salió por la puerta trasera. No dejó la delegación por cuestiones irregulares o que puedan generar cuestionamientos”.
Estamos de acuerdo. No escribiré nada más sobre el sinaloense y no lo haré porque sé que a ningún delegado de Segob le gusta aparecer en medios. Creo y sostengo -sin embargo- que Eleazar fue un magnífico coordinador del esfuerzo federal y que siempre demostró gran respeto al trabajo de los periodistas.
Ahí la dejo.
Lo que es para mí es digno de comentar tiene que ver con la oleada de chismes que desató su cambio y que éstos vinieran como “fuego amigo”.
Se equivocan los malquerientes de Bazúa. Enfocan mal sus baterías. Lo que pase en el PRI aún es responsabilidad de Manlio (no de Osorio) y la batalla -si es que la hay- aún no empieza.
Andan calientes y se equivocan. No tardan en enfriarlos.
DGM/OPB