En la silla no caben dos
Julián Parra Ibarra
No sé si sea en un afán por demostrar que es el poseedor del poder total y que nadie le puede toser, pero el presidente cada día rebasa más la delgada línea que le lleva a incurrir en actos de ilegalidad, pero, aunque sabe que lo está siendo, adopta una actitud como de bravucón de barrio; agrede, insulta provoca a quienes tienen un pensamiento distinto al suyo –que por cierto cada vez está más retorcido-.
Como diría Emiliano Zapata, quién sabe qué tendrá esa silla que todos los que se sientan en ella se vuelven locos. El revolucionario morelense se refería a la Silla Presidencial, y hay mucho de su verdad en los hechos revisando a cada uno de los que la han ocupado. Se sientan siendo unos, y cuando la abandonan son otros totalmente distintos.
El actual mandatario asume una actitud como si el poder le fuera a ser eterno y por si no lo recuerda, a este martes le quedan 147 días en el trono. Su ánimo belicoso corresponde a alguien que va arrancando su mandato, que sabe que le queda mucho tiempo en el poder y puede tener enfrentamientos y retar a quien quiera. En su caso su agresividad va en aumento conforme se le acaban los días en el puesto.
Quizá en su loca cabecita imagina que va a poder seguir siendo el poder, ahora tras el trono, que por siempre Claudia Sheinbaum –si es que fuera la ganadora de las elecciones de este 2 de junio-, le va a seguir siendo leal y sumisa y hará todo lo que él le diga, que va a seguir siendo la caja de resonancia de lo que él diga.
López Obrador olvida que el poder no se comparte y que en la silla que vuelve locos a los que se sientan en ella, solamente cabe uno, jamás dos.
En su campaña, Sheinbaum tiene que cuidar mucho de seguir la línea de Palacio para no incomodar ni molestar a su padre político, en este proceso ya bastante le ha costado tener que remar contra la corriente que le genera el principal inquilino de Palacio Nacional. Pero ella sí sabe que, si llegara a ganar las elecciones, las cosas van a cambiar: Desde el rancho ‘La chingada’, no habrá un teléfono rojo desde el que le dictarían las instrucciones y le darían indicaciones de qué decir o cómo actuar.
Eso, suponiendo que Claudia fuera la triunfadora. pero ¿y si no es ella, cómo pretende que sería el control de Xóchitl Gálvez si ésta gana las elecciones?
X= @JulianParraIba