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Inicia a sus 91, carrera de Administración

CACHUCHA

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09 de Marzo 2023

NÉSTOR GONZÁLEZ

Doña Consuelo Silver Zúñiga es una de las 500 beneficiarias del programa de becas para mujeres avecindadas en Ramos Arizpe, que recibirán un apoyo del 100 por ciento para estudiar una ingeniería o licenciatura en la Universidad Politécnica de esta ciudad como parte del programa impulsado por el Gobierno de Coahuila.

A sus 91 años de edad, la mujer relata que desde que desde hace  décadas quería estudiar una carrera, pero siempre la rechazaron por su edad.

“Quería yo lograrlo después de 20 años… tenía yo 20 años queriendo estudiar la licenciatura, y hasta ahora pude… desde que tenía yo 70 intentaba yo cursar la licenciatura, jamás de los jamases logré hacerlo, porque siempre me rechazaban por la edad, me decían que las licenciaturas eran para personas más jóvenes, que no podía yo por mi edad cursar una licenciatura, y total, que siempre me rechazaban”.

Doña Consuelo llegó a vivir en 1984 a Ramos Arizpe, aunque ella nació en 1932 en la Ciudad de México. Encontró su inspiración para superarse en sus hijos y sus nietos.

“Todos mis hijos son licenciados, maestros, doctores y yo no me quería quedar atrás, yo también tenía la intención de hacerlo, quería yo lograr esa meta de tener un papelito que dijera que soy licenciada”.

Dijo que estudió hasta la secundaria e interrumpió sus estudios. Tuvo que esperar literalmente décadas, hasta que la Secretaría de Educación Pública implementó el esquema de preparatoria abierta en 1981, y para 1982, a la edad de 50 años, ella ya estaba inscrita estudiando el bachillerato. Terminó de estudiar en 1984, y se quiso inscribir en una carrera, pero el obstáculo siempre fue el mismo: la edad.

Se vino a vivir a Ramos Arizpe en enero de 1990. “Yo pisé Coahuila y aquí me quedé”.

Doña Consuelo vivía sola en la Ciudad de México, y llegó a Ramos Arizpe porque una de sus hijas vivía en Saltillo, pero además huyendo de la inseguridad del entonces llamado Distrito Federal.

A pesar del rechazo de las instituciones de educación, que argumentaban que era muy grande para estudiar, doña Consuelo logró inscribirse en cursos y diplomados impartidos por instituciones privadas como la Universidad Iberoamericana y el Tecnológico de Monterrey. 

No se quedaba quieta, y con más proactividad que algunos de sus compañeros más jóvenes, acudía a congresos y talleres de la preparatoria abierta, y tomó un curso de Geneaología en el Archivo Municipal.

Ahora tiene la oportunidad de estudiar la carrera que tanto ha anhelado, y ha elegido la licenciatura en Administración de Empresas.

“Siempre quise estudiar Educación o Psicología, pero como la UPRA me da la oportunidad de hacerlo en Administración, y mi hija la mayor es licenciada en Administración, pues yo también”. Ahora tiene además muchos nietos, y todos son profesionistas.

La tecnología no es un obtáculo para esta mujer, que con mucha lucidez afirma que todo es sujeto a aprendizaje.

“Cuando estudié la preparatoria, estaba mi hijo terminando en el Politécnico, y se me dificultaba un poquito lo que es la física, y dije pues le pido ayuda a mi hijo, ¿verdad?, y pues no, como buena estudiante yo no le entendía yo nada y le dije ‘déjame seguir con mi libro’. Igual le voy a decir a mi hija: ‘¿me puedes explicar que te entienda?’ y si no, me agarro con los libros”.

Doña Consuelo estudiará una carrera en tres años y cuatro meses, que confía terminar satisfactoriamente. Su filosofía personal es clara: la superación va de la mano de los estudios, algo que deja como un consejo a los jóvenes.

“Que se pongan a estudiar, el mundo es de los que estudian, y eso lo saben ustedes. Estudiar nos abre las puertas de muchas cosas”, concluyó.