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Billetes verdes, rojo sangre: Sofía, la vendedora de plasma

Foto: Especial

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19 de Agosto 2021

“La necesidad me forzó a vender mi sangre, no había de otra, tenía que obtener dinero para salir adelante”, dijo la joven madre de familia que ahora padece el cierre de la frontera entre México y Estados Unidos por la pandemia.

NORMA RAMÍREZ

Por años, su sistema circulatorio, la sangre en sus venas, le generó un ingreso de 260 dólares al mes (aproximadamente 5 mil 200 pesos) para completar para sus gastos; Sofía H., como muchos habitantes de la frontera norte, invertía su tiempo en cruzar el puente y acudir a vender su sangre.

A su regreso, aprovechaba para hacer sus compras en “el otro lado” y volver con su familia; con la pandemia, vender sangre y plasma le ayudó a compensar la falta de ingresos hasta que las autoridades americanas decidieron que ya no más.

El 18 de junio del 2021 se restringió la entrada a Estados Unidos a mexicanos con visa B1 y B2, que donan plasma a cambio de una remuneración económica. El paso a Estados Unidos se cerró también a quienes acudían como donantes de plasma en medio de una crisis sanitaria.

La industria del plasma está en desacuerdo con esa reclasificación, pues le representa una pérdida de negocio, y planea cabildear para que sea revertida. 

SOLUCIÓN ECONÓMICA

La situación económica en el país ha provocado que sus ciudadanos busquen algunas alternativas para sacar adelante los compromisos como pago de servicios, alimentación y vestido a las familias.

En el caso de la frontera estas alternativas son varias y una de ellas es la donación de plasma en Estados Unidos la cual tiene una remuneración económica para el que acude al Centro de Plasma.

El pasado 18 de junio del 2021 entró en vigor la medida que restringe la entrada a Estados Unidos a mexicanos con visa B1 y B2, que donan plasma a cambio de una remuneración económica, de no respetar la nueva disposición corren el riesgo de que les sea retirada la visa, la medida afectó principalmente a los habitantes de Piedras Negras.

Paul del Rincón, jefe de puerto del Departamento de Aduanas de Estados Unidos (CBP por su siglas en inglés), informó que las autoridades estadounidenses prohibieron el ingreso de personas provenientes de México, con el fin de donar plasma, a cambio de dinero.

Dicho anuncio se convirtió en un golpe económico muy fuerte para los que realizaban esta actividad y obtenían un ingreso extra.

LLÉVATE HASTA MI SANGRE

Uno de estos casos es el de  Sofía  H., una mamá soltera que ha luchado para brindar a su hija lo necesario para salir adelante, trabajando en algunas empresas y finalmente de taxista, pues necesitaba tiempo libre para cuidar a su hija y apoyarla en su educación, pero aún así los ingresos no eran suficientes para cubrir sus necesidades básicas.

Fue entonces que acudió al Centro de donación de Plasma por primera vez y así comenzó el proceso de realizar dicha práctica por varios años hasta que llegó la suspensión de la actividad.

Relató que esto fue un golpe económico fuerte para ella pues contaba con ese recurso para cubrir sus compromisos, señaló que por cada donación ganaba 65 dólares por semana que se convertía al mes en 260 dólares.

Las últimas donaciones se pagaba 40 dólares en una vuelta y la siguiente 65 dólares, adicional que bonos de despensa entre otros beneficios, lo que lo hacía más atractivo, un pago que no ganas en una jornada de trabajo solo por estar entre 30 a 45 minutos que se tarda el procedimiento. 

Señaló que pese a las consecuencias de salud que esto le pudiera producir más adelante “La necesidad me forzó a donar plasma, no había de otra tenía que obtener dinero para salir adelante”, dijo.

Comentó que las cosas se vieron más difíciles al endurecer los contagios de la pandemia por lo que tuvo que dejar su taxi pues prefirió cuidarse para evitar algún contagio, por lo que el dinero que ganaba de la donación del plasma se convirtió en su sustento.

Dijo que después con el paso del tiempo ha visto mermada su salud sabe que algo no está bien, a pesar que siempre les ponían un suero al final de la donación para que no se sintieran mal y en caso contrario  había atención médica y no los dejaban ir hasta asegurarse se habían recuperado totalmente.

Pero señaló “cuando te daban la compensación económica se te olvidaba porque sabías que contabas con dinero para suplir lo que necesitabas”, comentó que antes de la pandemia era común que saliendo del Centro de donación salía directo a las tiendas en la ciudad de Eagle Pass a comprar artículos diversos para  la casa, pero una vez que se prohibió la entrada de los mexicanos por la frontera texana los oficiales de la aduana les advertían que solo podían pasar a donar pero si  las atrapaban comprando les romperían sus visas y no podrían realizar el trámite de nuevo.

Hernández Castro narró cómo era donar plasma que cuando llegas y lo primero que verifican es la visa la cual tiene que estar vigente una identificación con domicilio para cotejar y se cumpla con la ley.

Además revisan que el donar esté bien almorzado pues realizan un estudio general en donde supervisan niveles de azúcar, presión arterial, hierro y proteína entre otros padecimientos los cuales hacen apto o no al donante.

La primera vez al ser donante se realizan unas pruebas de sangre que se mandan analizar en laboratorios de los Estados Unidos para certificar que el prospecto está completamente sano.

Las instalaciones están altamente higiénicas y ahora con la pandemia cumplían con todos los protocolos de protección como sanitizar el lugar, el uso obligatorio del cubre bocas y más además cuidaban que no se tuviera una gran afluencia de personas.

Al extremo que si la persona llegaba con un cubrebocas de tela o de paliacate les entregaban un quirúrgico  desechable para poderlo pasar a la sala de donantes, puntualizó.

Una de las reglas en el centro es que solo permiten dos donaciones por persona y tienen que pasar dos días de descanso entre donación y donación.

Una vez que se tiene todo listo pasan a la persona a unas camillas en donde tiene que estar relajado y en donde el personal comienza a realizar el proceso para comenzar a extraer mediante un aparato la sangre para que este mismo divide y extrae el plasma para después regresar la sangre al cuerpo algo similar a una diálisis.

Dicho procedimiento se tarda entre 30 a 45 minutos según la persona el proceso es rápido una vez terminado es cuando te ponen el suero y te dan agua para que estén hidratadas.

Además comentó que algo que aprendió en este tiempo fue que para que no se sintiera mal después de la donación tenía primero que dormir mínimo 8 horas un día antes y almorzar bien con esto el efecto secundario es menor.

Indicó que el Centro tan solo dos horas atendía alrededor de 100 personas pero el total es difícil de calcular pues  este lugar tiene un horario de 7:00 am  a 7:00 pm.

Específico que en todo el tiempo que ella acudió a donar jamás vio a un norteamericano todos los que acudían  eran latinos, en su mayoría mexicanos.

Señalo “La donación de plasma te permitía vivir no con lujos pero sí con lo necesario: al no tener ese ingreso   entró la preocupación de que iba hacer para sacar adelante mis compromisos”.

Fue ahí cuando en esa búsqueda se asoció a una empresa de productos de belleza para convertirse en una mujer emprendedora, ahora ella anima a otras mujeres  a que pueden ser sus propias jefas  y obtener mediante metas   un salario que les ayude a estar tranquilas.