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08 de Julio 2024

La tremenda CNTE

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

A los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) les dieron mucho al inicio de la cuatroté y ahora, sin pago de cuotas, en el gabinete ni en la composición de las cámaras, la beligerancia de la Sección 9 encabezada por Pedro Hernández Morales, amenaza con convertirse en la piedra en el zapato de Mario Delgado, virtual secretario de Educación del próximo sexenio.

Son la Sección 9 de la Ciudad de México y una facción de la 22 de Oaxaca las que radicalizan su posición aunque más allá de la protesta magisterial van por el interés y el dividendo político. Es la representación diáfana de la industria de la protesta.

Creada en 1979, la CNTE se ha caracterizado por ser una agrupación encargada de conquistar espacios gracias a la presión, a los bloqueos por días, meses y a las mentadas de madre en la calle. Los dirigentes reducen el debate a los gritos y a bloquear, lo mismo, vías de comunicación, plazuelas o las puertas de Palacio Nacional. Cualquier punto es susceptible a su política del chantaje.

Desde antes de que inicie el nuevo sexenio, la CNTE se declaró enemiga de la Cuatroté 2.0. Sin pudor, los enviados de Pedro Hernández reprocharon que “el nombramiento del virtual secretario de Educación es una ofensa al magisterio”. Sin embargo, la facción ultra del magisterio ha jugado un papel de poder fáctico en el escenario político. 

En tanto, la coordinadora “obediente” tuvo una cercanía con el poder como nunca lo había conseguido. Son los moderados quienes desde 2018 encontraron un lugar con privilegios. Se dejaron apapachar por los espacios conseguidos y vivieron días de gloria.

Hace seis años, la CNTE tuvo una presencia destacada en San Lázaro y ocupó al menos 19 curules bajo los colores de Morena. Era el pago de cuotas por la “afinidad” en las causas democráticas de su organización.

En la actualidad, su modelo de alianzas por conveniencia ya no funcionan. Fueron viables al anterior régimen al declararse enemigos históricos de Elba Esther Gordillo. Ahora, su enemistad directa con la cuatroté está fuera de la lógica de los nuevos temas a discutir en educación.

A quienes se les consideraba los aliados del proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador ya no están cómodos. Primero empezaron con rechazar las clases presenciales, luego tomaron el zócalo. La sección 9 está en la ruta del radicalismo y del anacronismo en sus demandas. 

Lo que vive la CNTE es una lucha interna en las entrañas de la coordinadora, ya que una facción ya tuvo acercamientos con el Gobierno Federal mientras que los más radicales mantienen la línea del rechazo. Aquí de nueva cuenta viene la negociación-chantaje a la que está acostumbrada a recurrir la cúpula de la CNTE.

A final de cuentas, el actual modelo educativo ya no es compatible con los retos de una sociedad más exigente, plural, más democrática y más incluyente, y tampoco es compatible con las demandas y los retos de un mundo globalizado. Y la CNTE está acostumbrada a verse el ombligo y su obsolescencia le impide ver más allá del altiplano del país por eso carece de entendimiento de las nuevas formas de hacer política.