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Convicciones

Rubén Aguilar Valenzuela. Foto: Especial

Rubén Aguilar Valenzuela. Foto: Especial

09 de Julio 2024

Limónov

Alfonso Castillo

 

Limónov, de Emmanuel Carrère, (Anagrama, 2012) es un libro complejo, lleno de excursos que obligan a visualizar los saltos temporales. Una vida verdaderamente excepcional que nos lleva desde un pueblo en los Urales hasta los altos niveles de la societé norteamericana, la alta cultura parisina, la guerra en Bosnia.

 

Limónov es una especie de alter ego de Carrère. Atractivo y extravagante ‘internacionalista’ es un personaje plurifacético que participa de las nuevas gangs rusas, se inicia en la escritura, actividad que le va abriendo las puertas.

 

Aunque gran parte de la novela se sitúa en Rusia, de la que nos da una síntesis concentrada del siglo XX, lo vemos desfilar por mundos extraños: el mundo de los vagabundos de NY, el mundo de los ricos neoyorquinas al convertirse en mayordomo, y ya con fama se va a París. Pero no había suficientes razones para un aventurero, así que los Balcanes y su guerra fratricida es su nuevo espacio de intervenir, que le vuelve a quedar muy estrecho.

 

Así que retorna a su natal Rusia donde se convierte en un político sui generis. Funda un partido nacional bolchevique, un intento de retornar al comunismo ya agotado. Encarcelado por amenazar al estado ruso, pasa en la cárcel más de diez años, donde prueba su gran resistencia humana, su espíritu indomable.

 

La poderosa escritura de Carrère se expresa en varios libros escritos ahí. Novela biográfica sumamente ambiciosa, de una dimensión sin territorio, pero ubicada en múltiples espacios difíciles de ser abarcados en la actualidad.

 

Limónov

Emmanuel Carrère

Editorial Anagrama

Barcelona, 2012

pp 400

Los últimos pianos de Siberia

Alfonso Castillo

 

Los últimos pianos de Siberia (Seix Barral, 2021) de Sophy Roberts, escritora inglesa, es un extraordinario relato, diario de viaje, apuntes, entrevistas, reflexiones, historia de Rusia, música. Todo junto nos ofrece esta admirable autora.

 

Con un lenguaje sencillo, ágil y penetrante nos va llevando al mundo del piano en la Rusia a partir de Catalina la Grande, que se fue popularizando hasta convertirse en una importante industria. La pista de los pianos a lo largo de Siberia es el hilo conductor de este ensayo, lleno de referencias históricas, geográficas, culturales, musicales, medioambientales.

 

La autora conoció una joven pianista mongola, que se ha convertido en una famosa pianista, que posee un piano japonés Yamaha. No tiene oportunidad de tener otro, pero Sophy recorre toda Siberia para ubicar los últimos pianos.

 

Para ello recorre Siberia a lo largo, al este hasta las miniislas próximas a Alaska, y la isla Sajalín, contigua a Japón, famosa por ser la prisión en época de los zares, cerca de Kolimá, prisión durante el régimen estalinista; al norte hasta parajes remotos; al sur, a la frontera con Mongolia, Kazaquistán, China; y al oeste, donde empieza Siberia, en los Montes Urales.

 

La investigación le lleva a encontrarse con maestros, afinadores, comerciantes, familias que poseen o poseyeron un piano. Las peripecias que muchas de las familias ‘decembrinas’ transportaron pianos hasta cerca de Kolimá, al igual que años más tarde comerciantes permitieron el acceso a los pianos en lugar inverosímiles.

 

Son hermosos los retratos-entrevistas que realiza a lo largo del libro; las relaciones que establece a pesar de ser una extranjera sin dominio del ruso. No hubo medio de transporte que no utilizó, tanto en verano como en invierno.

 

Me fue necesario tener un mapa de Rusia, y más en particular de Siberia, para dimensionar el periplo que representó reunir tantas historias relacionadas con los últimos pianos de Rusia. No deja de ser sorpresivo que se menciona al padre de Vladimir Kaspé, nacido en Harbin, Manchuria, reconocido arquitecto en México.

 

Los últimos pianos de Siberia

Editorial Seix Barral

2021

pp 448

 

Zulejiá abre los ojos

Alfonso Castillo

Zuleijá abre los ojos, de Guzel Yájina (Kazan, capital de Tartaristán), Acantilado, 2018. A partir de las historias que su abuela le contó, elabora una ‘odisea’, el viaje de Zuleija desde su natal Kazan hasta Siberia. Junto con su esposo, eran unos kulaks terratenientes agrícolas, eliminados por Stalin por su permanente explotación de los más pobres.

En los treinta se desató una cacería de kulaks, que tuvo como una de sus consecuencias, la tremenda escasez de alimentos y la hambruna más trágica de la historia, a partir de la colectivización de la tierra con los koljas, impulsados por Stalin a partir de1932.

El esposo de Zuleijá se opone a la ‘deportación’ y es asesinado por Ignatov, quien es el responsable de ejecutar la detención de los campesinos y su traslado a Siberia. En trenes para ganado, con constantes paradas de muchos días, sin saber a donde son conducidos los detenidos, finalmente después de seis meses, llegan a un paraje junto al río Angará.

La larga travesía a lo largo del centro de Rusia hasta Siberia, en la que mueren cientos de campesinos, ocupa la primera parte del relato; la segunda parte recrea el inicio de una vida a la orilla del río en la que no hay nada. Tienen que empezar una pequeña población desde construir pequeñas chozas, elaborar instrumentos para cortar árboles, recolectar alimentos y cazar animales.

Como son deportados, tienen que cumplir determinadas tareas, todas extenuantes. Con los años, el campamento se convierte en una pequeña población, Semruk, que continúa recibiendo campesinos ‘explotadores’; así como van llegando, van muriendo.

En este contexto, Zuleijá empieza a tener una vida propia. A Yusuf, su hijo de su esposo asesinado, lo tiene como un gran regalo. En medio de esa liberación de una vida previa de casi esclavitud, descubre sus talentos, como ayudante del médico y del cocinero, al tiempo que empieza a enamorarse de Ignalov, el asesino de su marido.

El encuentro con el amor filial y afectivo la convierten en una gran mujer. A pesar de su historia de dolor, sojuzgamiento, negación, recupera su dignidad; más todavía, cuando finalmente ayuda a que su hijo, con quien está fortísimamente vinculada, a escapar del campamento para lograr sus sueños, llegar a la escuela de pintura de Leningrado.

Una gran historia del sufrimiento de miles de campesinos pobres que Stalin mandó a la lenta muerte en Siberia, pero que los necesita nuevamente para fortificar la defensa de Rusia ante la invasión alemana. Al final, salen los mejores sentimientos de los protagonistas: amor, libertad, resistencia ante la inclementica humana y de la naturaleza.

 

La octava vida

Alfonso Castillo

 

La octava vida: (Para Brilka), (Alfaguara 2014) de Nino Haratischwili (georgiana, nacionalizada alemana), nos trae una compleja saga familiar georgiana, que abarca desde después de la caída del zar Nicolás hasta 2006, después de la perestroika y sus sucesores.

 

El tejido abarca la vida de ocho personajes claves, herederos de un viejo chocolatero, que descubrió cómo hacer un chocolate que, con el tiempo, se corrió el rumor de que consumirlo era presagio de una tragedia. La receta se convirtió en la herencia más precisada de bisabuelo, que solo transmitió a su hija, con la condición de que no la pasara más que a una persona de la genealogía familiar. Sin embargo, en años críticos de la época staliniana, permitió a la familia sobrevivir.

 

No es un libro que se lee en una sentada, no sólo porque es voluminoso, sino porque exige del lector adentrarse en la psique de cada uno de los ocho protagonistas; ubicarse en el contexto en que se mueven los protagonistas, contexto sin el cual es imposible entender los vericuetos que cada vida se vio obligada a enfrentar, recorrer, llorar, sufrir, pero muy poco compartir.

 

Cada uno carga con su propio peso, sin condiciones para que dicho peso se aligerara. Miedos, temores, inseguridad, rechazos, dieron lugar a una incomunicación. De ahí que cada vida es una historia de traumas que no tuvieron la inercia suficiente para ser apropiados, reconocidos, perdonados y absueltos.

 

La vida interior de cada personaje es captada por la autora con una fineza, profundidad y agudo análisis. Contada por Niza para su sobrina Brilka, no pierde detalles de la vida cotidiana de una época convulsa (80 años) en que la paz no brilla, al igual que tampoco brilla en las seis generaciones de las que da testimonio. Solo al final aparece en Niza un resquicio de esperanza, de humanidad, empatía ante la tragedia individual y colectiva de la familia de que ella es uno de los últimos testigos.

 

La octava vida

Nino Haratischwili

Editorial Alfaguara

2018

pp 1008