Persona y proyecto
Rubén Aguilar Valenzuela
En los últimos días he estado preguntando a amigos empresarios, directivos de empresa, académicos y líderes de organizaciones de la sociedad civil sus razones, para votar por la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, ahora presidenta electa.
Sus argumentos son muy semejantes, hay pequeñas variantes y se pueden sintetizar en cuatro:
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Les digo que Sheinbaum en los casi 20 años de trabajar junto a López Obrador siempre ha manifestado una abierta simpatía con el proyecto del presidente y con su discurso, que repite textualmente.
Me dicen, entonces, que ha tenido que ser así, para poder estar donde ahora se encuentra, de otra manera nunca hubiera llegado, pero a partir del primero de octubre será otra persona. A mis cuestionamientos responden siempre convencidos que va a pasar como ellos dicen. Su única garantía son sus deseos de que así pase.
Estos amigos no votaron por el proyecto de Morena, que representa Sheinbaum, sino sobre lo que ellos quieren que ocurra. Votaron por ella, por la persona, en la certeza de que ya en la presidencia dejará de ser morenista, para gobernar para todas y todos sin importar ideologías.
Les digo que veo muy difícil, que se pueda dar lo que ellos piensan y que eso solo pasa en su imaginación, en su deseo de que sea así suceda, y qué hay muchos datos y discursos que hacen pensar que el proyecto seguirá en los mismos términos.
Insisten que el equivocado soy yo por no aceptar lo que están seguros hará la primera presidenta de México. No sé cuantos cientos de miles o millones de mexicanas y mexicanos votaron bajo esta racionalidad que distingue de manera radical la persona de la candidata del proyecto de Morena. No asocian a una con lo otro. En esa separación articularon su voto.
@RubenAguilar