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¿Suicidios o feminicidios?

Rosa María Salazar. Foto: Especial

Rosa María Salazar. Foto: Especial

12 de Mayo 2022

ROSA MARÍA SALAZAR RIVERA

En febrero Yanet murió calcinada en su vivienda en la colonia Guayulera en Saltillo, de acuerdo a medios locales la Fiscalía General de Coahuila clasificó su muerte como suicidio, ya que según la línea de investigación, ella misma provocó el incendio mientras peleaba con su pareja.

En casos como éste, la Fiscalía del Estado de Coahuila debe investigar los antecedentes de violencia ejercida contra la mujer y aplicar el “Modelo de protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género, femicidio-feminicidio”, de la ONU.

Este documento internacional, señala que los casos de suicidios de mujeres deben ser investigados como feminicidio por tres razones: muchos suicidios son consecuencia de la violencia previa que han sufrido las mujeres; los suicidios son una forma habitual de ocultar un homicidio por parte de su autor, presentando la muerte de la mujer como un suicidio o muerte accidental; y finalmente pueden ser un argumento usado por las personas a cargo de la investigación criminal para no investigar el caso y archivarlo como suicidio. Además se debe investigar como feminicidio, los casos de muertes de mujeres aparentemente accidentales, ante el más mínimo indicio o duda de que se pueda estar frente a una muerte violenta.

Sin embargo, en México, han sido los familiares de las víctimas las que han peleado para que los casos no queden en la impunidad y sean investigados como feminicidios.

El caso de Mariana Lima Buendía, tuvo que ser llevado por su madre Irinea Buendía a la Suprema Corte de Justicia para que fuera investigado como feminicidio y aún se encuentra a la espera de una sentencia para el feminicida de su hija.

Lesvy Berlín fue encontrada sin vida en la UNAM, las autoridades determinaron que se trató de un suicidio, más tarde, las protestas, la presión en redes sociales y de familiares hicieron que el delito se reclasificara a feminicidio agravado, y que su agresor hoy enfrente una pena de 52 años de prisión.

O el caso de María de Jesús Jaimes Zamudio, Marychuy asesinada presuntamente por un profesor y un estudiante del IPN, cuya madre Yesenia Zamudio aún espera que los responsables sean llevados ante la justicia, gritando: “Tengo todo el derecho a quemar y a romper. No le voy a pedir permiso a nadie, porque yo estoy rompiendo por mi hija. Y la que quiera romper, que rompa, y la que quiera quemar, que queme, y la que no, que no nos estorbe”.