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Pese a todo

Navalón2

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01 de Noviembre 2017

Por: Antonio Navalon

Ahora los líderes de los partidos políticos, tanto los que están en el gobierno como en la oposición, cuentan con la confianza de nueve por ciento de los mexicanos, de acuerdo con el informe anual del Latinobarómetro.

Pero mientras esa estadística evidencia cómo sufre –a golpe de corrupción e ineficiencia– el valor del concepto de democracia; nos encontramos con algunas perlas curiosas en el estado de ánimo que, según ese reporte, hay en nuestra sociedad.

Aunque seguramente a usted no le sorprende que sólo nueve por ciento del pueblo de México confíe en los partidos, ¿verdad? Es más, si escudriñamos en esas cifras seguro detectaremos que ese porcentaje es el equivalente a la opinión de los que figuran en las nóminas del sistema político.

Y al resto lo único que nos queda es mirarlos, rezar y esperar que las cosas no vayan a empeorar, porque hace falta mucha inconsciencia e ignorancia para creer que con esa estructura la situación puede mejorar.

Además, mientras esos representantes sólo gozan del aprecio mínimo de la población, siguen cobrando y viviendo a costa de nosotros sin arreglar problemas tan fundamentales como la Ley de Seguridad Interior.

Y es que, la iniciativa de esa ley surgió en consecuencia de lo que un día ordenó a nuestras Fuerzas Armadas el entonces comandante en jefe Felipe Calderón y después corroboró su sucesor Peña Nieto, para que salieran a las calles y limpiaran todo lo que se había ensuciado de una manera tan perversa con la colaboración de los tres niveles de gobierno. Situación que aún sigue pendiente y sin solución.

Nuestros militares, según el Latinobarómetro, cuentan con uno de los niveles de confianza ciudadana más altos de América Latina –51 por ciento– a pesar de las campañas en su contra, de los errores y de las reacciones, pero considerando el importante papel que han desempeñado en épocas de crisis como en el sismo del 19 de septiembre.

Siendo así, ¿qué estará esperando el sector que sólo cuenta con nueve por ciento frente a 51, para cumplir con su obligación y legislar la Ley de Seguridad Interior? Porque sea cual sea el partido y se llame como se llame el presidente que se siente en la silla del águila el 1 de diciembre de 2018, seguirá siendo necesaria una relación de mutua confianza y no sólo de lealtad institucional con las Fuerzas Armadas.

Y para eso, habida cuenta de que el siguiente presidente no vaya a ser una rara avis que surja de la nada, sino que venga de una trayectoria política –haya o no haya militado en algún partido, o haya sido secretario de Estado muchas o pocas veces– para postularse y ganar la Presidencia; le vendría bien ya empezar a preparar el territorio haciendo su parte y obligando a que los suyos y las fuerzas políticas cumplan ese enorme pendiente que tenemos.

@antonio_navalon

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