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Pero, ¿qué necesidad?

Pedro Fuentes. Foto: Especial

Pedro Fuentes. Foto: Especial

24 de Enero 2022

PEDRO FUENTES

El proceso de selección del nuevo presidente de la Canacintra Región Sureste, ha levantado mucho polvo y teorías que cuestionan su legitimidad.

La principal hipótesis señala que personajes como Daniel Calvert y Jaime Guerra Pérez, involucrados con el empresariado pero más con algunas fuerzas políticas habrían diseñado la jugada en el pizarrón. 

Convencieron al que deberían convencer, de que iban a arrasar con la elección a favor de Eduardo Garza, ex director de Vinculación de la Universidad Autónoma de Coahuila en tiempos de rectoría del ahora alcalde de Saltillo.

Sin embargo la jugada falló en el terreno. Según esta misma teoría la operación electoral se programó bajo las reglas anquilosadas del priismo tradicional. 

Y es que aseguran algunos que se llegaron a registrar a supuestos empresarios pocas horas antes de la votación e incluso súbitamente se habrían pagado cuotas a empleados “fantasma” falsificando firmas y documentos que son consideradas no válidas.

En resumen la elección habría sido un “cochinero”, y eso tuvo consecuencias.

Durante la sesión de votación se alteraron los ánimos entre los miembros, sobre todo de los industriales “de a deveras”, llegando a los gritos y mentadas de madre contra los mencionados arriba.

La plantilla “ganadora” cantó victoria y ahí mismo designaron al candidato “tramposo”, como lo calificaron la mayoría de los asistentes. 

Los supuestos triunfadores se fueron a festejar tranquilos y contentos.

Con lo que no contaban es que el candidato “perdedor” Antonio Domínguez Lara, inició un proceso jurídico de impugnación con notario público, abogados y sobre todo con las reglas y normas vigentes en la mano. El procedimiento habría llegado ya hasta el Consejo Nacional e incluso hasta los últimos recursos posibles por lo que todo apunta a que dicho proceso será anulado.

¿Quién ganó o quién perdió?, eso es fácil deducir.

Perdió la Canacintra Región Sureste porque, como lo dijo un importante empresario: “se vulneraron los principios y valores más profundos de nuestra organización”. 

El supuesto ganador es una persona muy cercana al presidente municipal de Saltillo José  María Fraustro Siller, por lo que hay quienes se hacen preguntas obligadas: ¿para qué tomar ese riesgo cuando apenas se estaba sentando en la silla desde donde se coordinan todos los esfuerzos de la comunidad con sus grandes problemas y necesidades? 

¿Para qué ensuciar el proceso en una etapa en la que el gobierno federal dejó de entregar muchos de los conceptos de inversión para ejercerlos directamente?

¿Por qué hacerlo de esa manera en el momento en el que “Chema”, quien siempre ha presumido una relación muy estrecha con los dueños y representantes de la industria, y por qué sus asesores no midieron los riesgos ni las consecuencias? 

¿Por qué no cuidar la relación con el empresariado en tiempos que el gobierno estatal y no se diga municipal, llevan a cabo la prestación de obras y servicios financiados principalmente con el Impuesto Sobre Nómina (ISN) que se origina directamente por quienes generan empleos y pagan impuestos?

Los conocedores del tema aseguran que la acción fue un “avorazamiento de novatos”, y están convencidos que uno de los objetivos del grupo “ganador” era tener el control de dónde ubicar recursos captados por el ISN.

Si eso es cierto, se intentó una jugada burda, sin consistencia y sobre todo con un ánimo insano. Algunos aseguran que este capítulo y algunas otras posturas y declaraciones acerca del aeropuerto de Ramos Arizpe le habrían costado a Jaime Guerra su salida de la secretaría de Desarrollo Económico.

Al parecer la división del gremio industrial es inminente independientemente del resultado final, lo cual tendrá consecuencias funestas para el alcalde y para quienes vivimos en este municipio. Agregue usted que el proceso electoral estatal ya arrancó y esta acción sin duda tendrá sus efectos. 

Ahí está el resultado electoral de las gubernaturas del año anterior.

Por eso siguen las preguntas en el aire que cuestionan esta inexplicable operación, la principal de ellas es: “Pero, ¿qué necesidad?”.