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Nicaragua: Una farsa largamente anunciada

Rubén Aguilar. Foto: Especial

Rubén Aguilar. Foto: Especial

05 de Noviembre 2021

RUBÉN AGUILAR VALENZUELA

Este domingo en Nicaragua habrá una gigantesca tragicomedia electoral, para que el presidente Daniel Ortega y la vicepresidente, su esposa Rosario Murillo, se reelijan una vez más. Desde hace meses la farsa se ha anunciado con bombo y platillo.

De darse una real elección cualquiera de los siete candidatos presidenciales de la oposición, hoy en la cárcel, habría ganado la contienda. Por eso precisamente están en prisión. Su delito es poder ganar.

Ahora para evadir la prisión muchas de las mejores mujeres y hombres del país viven en el exilio forzado. Algunas de estas personas estuvieron también exiliadas en tiempos del dictador Anastasio Somoza.

Días antes de la elección Ortega, en un evento público, nombró a Murillo como “copresidenta” de Nicaragua. Es un cargo que no contempla la Constitución que el ahora dictador hizo aprobar en 2014, para quedarse para siempre en el poder.

Esta maniobra tiene el propósito de garantizar, en caso de ausencia de Ortega, la sucesión oficial para que Murillo asuma el cargo. Es un mensaje, antes que a nadie, hacia los dirigentes sandinistas. La sucesión está ya definida. No es un cargo a disputar.

Es un paso más en la consolidación de la dictadura familiar. Con esta medida la pareja presidencial cierra de manera definitiva el espacio democrático. La frase electoral es una puesta en escena, para legitimar una decisión que ya está tomada. Ortega será el presidente-dictador y la sucesora en la dictadura es Murillo.

En caso de faltar Ortega, se habla de que está enfermo, habrá que ver si los dirigentes sandinistas se someten al mandato de Murillo. Y habrá también que ver si ésta, con el apoyo del Ejército, se impone a cualquier intento de desalojo de su cargo como presidenta-dictadora.

A nivel mundial Ortega y Murillo ahora solo cuenta con el apoyo de China y Rusia. El de Cuba, Venezuela y México es sólo simbólico y resulta irrelevante. Hoy la gran mayoría de los países democráticos del mundo desconoce al régimen dictatorial Ortega-Murillo.

La economía de la dictadura nicaragüense es insostenible. Los niveles de empobrecimiento crecen todos los días. Todos los indicadores sociales caen. El régimen solo se sostiene por el apoyo que le dan las Fuerzas Armadas, las policías y el uso sistemático de la represión.

En la dictadura de Ortega-Murillo no hay lugar para elecciones reales ahora y tampoco en el futuro. Eso lo sabe la sociedad nicaragüense y la comunidad internacional. ¿Qué sigue? ¿Contemplar que la dictadura se perpetúe en el poder? Eso es lo que espera la pareja Ortega-Murillo. 

La poeta Gioconda Belli, en una entrevista con El País, recuerda que para hacer frente a la dictadura de Somoza “me convencí de que la lucha armada era la salida. Y eso sería trágico, que no dejaran ahora otra salida que la lucha armada”. Hoy ese no es el camino. ¿Cuál sí? La pareja dictatorial debe irse ya.

 

Twitter: @RubenAguilar