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La violencia no es normal

Foto: Especial

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11 de Marzo 2022

LUIS GUILLERMO HERNÁNDEZ ARANDA

De niño siempre fui con mi papá al fútbol, a la lucha libre y al béisbol. Nunca por mi cabeza apareció la idea de ser testigo, en estos eventos deportivos, de actos de violencia desbordada. Sí algunos connatos de bronca aislados, pero nunca como lo que se vio el sábado en el estadio Corregidora.

Creo que en mi infancia y mi juventud sólo alguna vez llegué a participar en un pleito, y este fue provocado por el calor de la cancha en un juego de fútbol que participaba. Y eso que crecí viendo películas de luchadores y asistiendo a las arenas. En los 80´s la lucha libre no se transmitía en la televisión, se decía que incitaba a la violencia.

En esa década tampoco había conciertos de rock. Después de Avándaro el rock fue condenado a los hoyos fonky. No había conciertos internacionales porque se decía que el rock generaba violencia. El sábado mientras en el estadio Corregidora las barras se enfrentaban con saña, también en Querétaro tocaban los Caifanes y en ese concierto no hubo ningún rasguño.

No es normal lo que vimos el sábado. Nuestros celulares se llenaron de imágenes dantescas que rebasaban los clásicos pleitos en un estadio donde todo se limitaba a empujones y a baños de cerveza. Por el contrario, las escenas nos remitían a los ataques del crimen organizado: hombres desnudos, tirados en el suelo cubiertos de sangre, golpeados con saña hasta dejarlos inmóviles. Familias completas corriendo para ponerse a salvo mientras los rostros de los niños reflejaban el terror de lo que estaban viviendo.

Tampoco es normal que un productor famoso de televisión diga que cuando él tenía 39 años anduvo con una niña de 14 y que se enamoró de ella. No es normal la historia de Luis de Llano con Sasha Sokol y que no suceda nada cuando uno de los hombres más poderosos de la televisión mexicana confiesa que es pedófilo. Menos es normal que la sociedad criminalice a la víctima y defienda al poderoso.

No es normal que el actor Roberto Palazuelos confiese entre risas que portaba armas, que participó en una balacera y menos presumir que mató a alguien. Con ese antecedente buscaba ser gobernador de Quintana Roo.

No es normal que desde la presidencia todos los días se ataquen a periodistas, activistas o empresarios sólo porque critican el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Tampoco es normal que el presidente de un país llame mercenarios a los comunicadores, polarice a sus habitantes y criminalice la marcha de las mujeres. 

Es cierto desde hace mucho tiempo la violencia ha dejado de ser inédita para convertirse en una realidad por demás dolorosa, pero no podemos perder nuestra capacidad de asombro. El lenguaje violento no es normal, acosar a las mujeres no es normal, mucho menos atacar con saña a alguien. Es cierto la violencia está en todos lados, pero no por eso podemos normalizarla.