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La edad importa

Cyntia Moncada. Foto: Especial

Cyntia Moncada. Foto: Especial

20 de Octubre 2021

CYNTIA MONCADA

Desde Matatena hay algo en lo que insistiremos hasta el cansancio: en maternidad infantil y adolescente la edad siempre importa. 

Englobar la problemática, las estadísticas, los abordajes y las políticas públicas en “maternidad adolescente” resta visibilidad a una problemática que sigue sin ser erradicada.

Según datos de la Secretaría de Salud de Coahuila, durante el 2020, 285 niñas se convirtieron en madres antes de cumplir los 15 años y la tendencia –debido a la pandemia– es que la cifra aumentará en este 2021. 

Es por esto que es imprescindible separar la maternidad infantil de la adolescente y, posteriormente, diseñar protocolos que intervengan de manera inmediata cuando se detecte a una niña embarazada, ¿por qué?

Porque mientras la mayoría de los embarazos de adolescentes mayores 15 años están relacionados con el inicio temprano de la vida sexual, los de menores tienen su origen en la violencia.

Porque tener relaciones con una persona menor de 15 años en Coahuila es un delito y está tipificado como violación. 

Porque un embarazo a esta edad impacta física y psicológicamente, altera el curso de toda su vida. 

Porque las niñas tienen un mayor riesgo de muerte materna y su embarazo es considerado siempre de alto riesgo.

Porque tienen altas posibilidades de desarrollan fístulas (aberturas entre la pared vaginal y el recto o la vejiga) ya que su cuerpo no está listo para parir (y aún así, un 64 por ciento de los partos en menores fueron naturales, tres de las 173 niñas que dieron a luz así, sólo tenían 10 años).

Porque es muy probable que tengan que abandonar la escuela (según datos del Fondo de la Población de las Naciones Unidas sólo un 6.68 por ciento de las mujeres que fueron madres adolescentes estudiaron una carrera o un posgrado).

Porque es mayor el riesgo de un segundo o tercer embarazo (según el informe de Matatena, 18 por ciento de las adolescentes dieron a luz a un segundo hijo antes de cumplir 19 años y un 2 por ciento a su tercero).

Porque las posibilidades de conseguir un empleo se reducen y dependen del apoyo que pueda darles su familia cercana (el informe de Matatena registra que 23 por ciento  son madres solteras).

Es difícil imaginar que una niña de 10 y 11 años se convierta en madre, pero si no  reconocemos la maternidad infantil, con causas, impactos y consecuencias diferentes será difícil erradicarlo. Y, aunque el número de adolescentes embarazadas es mucho mayor, no podemos perder de vista que estamos hablando de niñas, niñas que están gestando y dando a luz (CLADEM) y cuya vida cambiará de sentido para siempre.