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Enfoque

Foto: Especial

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29 de Octubre 2019

Por: Eduardo J. De La Peña

Dos jóvenes estudiantes, uno de ellos originario de Monclova, desaparecieron desde hace casi dos semanas en Monterrey.

Si el hecho es de suyo preocupante, también lo es la reacción que ha tenido parte de la sociedad. Si bien en Monclova, en círculos de amigos y familiares hay cadenas de oración y búsqueda, que también se dan en Monterrey, principalmente en el ámbito universitario, en cambio en Saltillo, aunque se conoce el caso, se va de la indiferencia a los intentos por minimizarlo, tomando el recurso fácil y ya conocido de criminalizar a las víctimas.

Los comentarios van del murmullo al reproche, que si andaban de antro, o consumían drogas, que sí las vendían o se metieron con las novias del narco. Como si cualquiera de esas causas justificara lo que pasó.

En el supuesto de que en efecto los muchachos “anduvieran mal” –como se dice coloquialmente– por ese error ¿se merecen que les ocurra una tragedia?.

El caso de Raúl Fernando y Saúl Alejandro no nos debe ser indiferente, sino llevarnos a algunas reflexiones.

Primero no se puede permitir que quede sin aclarar. Es importante conocer lo qué pasó, para entender por qué pasó, y poder al menos tratar de evitar que vuelva a pasar.

Segundo, debemos preguntarnos ¿qué están haciendo los jóvenes con las libertades que sus padres les estamos dando?.

Antes de cuestionar, aún sin estar ciertos de ella, la conducta de los dos que son centro de esta tragedia, reconozcamos que se han desbordado el consumo de alcohol y drogas en alumnos de secundaria, preparatoria y no se diga entre los universitarios.

La apuesta ante esta grave realidad no puede ser por medidas restrictivas, que ya se ha visto no son eficaces, sino por la educación, y eso está antes que en cualquier otra parte en el seno familiar.

Por el crecimiento de las redes sociales; porque pasan la mayor parte del tiempo lejos de la supervisión de sus padres, o incluso hasta viven en otras ciudades o países por encontrar mejores oportunidades de estudio, hoy los jóvenes están expuestos a riesgos mayores que otras generaciones.

¿Los estamos preparando para reconocer esos riesgos y evitarlos?. ¿Les estamos dando la formación para que vivan a plenitud sin destruirse?.

En muchos ámbitos, en muchos terrenos, el reto es para las autoridades, en este en particular es principalmente de las familias.

¿Qué haces tu que eres padre?.

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