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El presidente y su golpe demoledor a la educación básica

Rubén Aguilar. Foto: Especial

Rubén Aguilar. Foto: Especial

09 de Marzo 2022

Rubén Aguilar Valenzuela

Todas las escuelas de educación básica del país deberían de ser de tiempo completo, para garantizar una mejor educación, como lo han señalado diversos estudios tanto nacionales como internacionales.

 

En la aplicación de esas recomendaciones en el gobierno del presidente Felipe Calderón (2006-2012) se creó el Programa Escuelas de Tiempo Completo (PETC), que inició con 500 escuelas de primaria y secundaria.

 

El PETC implicó la ampliación de la jornada de cuatro y media horas a seis y ocho horas. Y también que se recibieran alimentos. Estudios indican que, de cada diez niñas y niños inscritos en el programa, para cuatro es el único alimento que realizan en el día.

 

A lo largo de ese sexenio y en del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) se siguió incorporando a más escuelas en el PETC. Al final del gobierno del último había ya 25,134 escuelas que participaban en este programa al que asistían 3.6 millones de alumnos.

 

En 2018, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señaló: “En el país el PETC se ha convertido en una de las intervenciones más importantes en materia educativa, debido, entre otras cosas, a su notable expansión”.

 

Y añade que el PETC “la intención ha sido proporcionar más tiempo a los profesores para consolidar los aprendizajes de Español, escritura, expresión oral, pensamiento Matemático – Científico y crítico, uso de la tecnología, además de la enseñanza de una segunda Lengua”.

 

Y añade que en la evaluación de los alumnos que participan en el PETC hubo una significativa mejora en sus niveles de desempeño en Matemáticas “lo que indica que, en términos de rendimiento académico a nivel primaria el PETC, logró cambiar la configuración del desempeño en Matemáticas al incrementar el porcentaje de alumnos en niveles destacados y disminuir el porcentaje de aquellos que se encontraban en el nivel más bajo de su desempeño”.

 

La UNICEF, el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros organismos internacionales, han reconocido los muy buenos resultados del PETC y han alabado esta política educativa.

 

A la llegada del presidente López Obrador (2018-2024) el PETC, que se reveló desde un inicio como una extraordinaria medida a favor de la educación pública, en beneficio de las y los niños de los sectores más pobres del país, empezó a ser golpeado. Seguramente por su éxito.

 

En 2019 las escuelas inscritas en el PETC sufrieron un recorte de mil millones pesos, en 2021 del 50 % y la cantidad se mantuvo en los mismos términos en 2021. Esto ya con el fin de ahorcarlo presupuestalmente, para luego suspenderlo.

 

Las razones que argumenta el gobierno, a través de la Secretaría de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, para algunos estudiosos de la educación la peor secretaria que haya tenido el país, que se necesita el recurso, para canalizarlo a la mejora de infraestructura de las escuelas en el marco del Programa la Escuela es Nuestra, que nadie sabe en qué consiste.

 

Ante el enorme retroceso educativo que implica la suspensión del PETC, la organización de la sociedad civil, Mexicanos Primero, ha interpuesto un amparo ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Por el momento hay una resolución favorable y ante ella la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha interpuesto un recurso de revisión.

 

De todas las malas decisiones que ha tomado el presidente López Obrador, la suspensión del (PETC) es de él, esta es una de las más graves. Las consecuencias para la educación del país y en particular para las y los niños del sistema de educación básica que participaban en él serán terribles.

 

La medida presidencial implica un enorme, un gigantesco retroceso. ¿Por qué? ¿Cuál es la razón de cancelar uno de los programas educativos más exitosos de los últimos 12 años? Un programa que beneficia a las y los niños más pobres.

 

Se trata, no puede utilizarse otra palabra, de un golpe devastador a la educación pública y a las niñas y los niños del país, sobre todo a los más pobres. Esos son los hechos, lo demás solo discursos.

 

Twitter: @RubenAguilar