¡EBURR, zafarrancho!

HUGO DIAZ AGUILERA

Entre quienes se jactan de ser conocedores de la calidad en los productos a la hora de comprar, reza una máxima que dice que si muchos lo tienen es porque está barato. Esto es que cuando algo no tiene un costo representativo, muchos lo buscarán y casi seguro lo obtendrán.

Eso aplica en diversas políticas públicas que en forma de programas federales están permeando entre el pueblo mexicano. Hace algunos días que sucedió un zafarrancho en la escuela preparatoria conocida como la EBURR por sus siglas Escuela de Bachilleres Urbano Riojas Rendón allá en Nueva Rosita.

El desorden comenzó ante la desorganización que los responsables de vigilar el registro para ingresar a uno de los programas estrella del gobierno federal como es el de la entrega de becas “Benito Juárez” no supieron, ni pudieron manejar a la cantidad de estudiantes y padres de familia que se dieron cita en la mencionada escuela para registrarse en dicho programa.

La alta demanda en dicho apoyo radica en la ligereza que implica acceder al mencionado apoyo (dinero en efectivo). Basta con que un joven esté inscrito en alguna institución educativa para recibir ese dinero que son 1600 pesos mensuales casi un sueldo semanal en maquiladora  bien trabajado.

No existe un requisito de calificación, no media un estudio socio económico, no se cercioran si el estudiante asiste regularmente a la escuela, simple y llanamente se le entrega por estar inscrito y respirar.

Lo anterior podría verse con ojos de un muy buen corazón por parte del gobierno, pero si nos remontamos a hace tres años, López Obrador anunció entre sus compromisos centrales durante su gobierno anunció  “…se apoyará a estudiantes y académicos con becas y otros estímulos en bien del conocimiento”.

No se necesita mucho para darse cuenta que el monitoreo por parte de la federación para saber si quien está recibiendo esa beca cumple con sus obligaciones escolares ha sido nulo, y ello ha motivado a que padres de familia solapen la notable ausencia de sus hijos en la escuela y se presentan únicamente el día de la entrega del apoyo, incluso a veces el padre de familia solo, sin el estudiante.

Si se sigue abaratando el esfuerzo para acceder a estos apoyos, sin poner condiciones que motiven al estudiante a ser mejor cada día, el padrón de beneficiarios crecerá dramáticamente con personas que lo que menos les interesa es el conocimiento.

Así, la política pública de apoyo a la educación  de AMLO será una más en la que lo importante es la ley del menor esfuerzo, contraviniendo además uno de los ocho principios de la nueva escuela mexicana, sustituta de la reforma educativa peñanietista impulsada en el 2013 : Honestidad como comportamiento fundamental para el cumplimiento de la responsabilidad social. Indicativo inequívoco de que el mejor enemigo de Andrés Manuel es el mismo Andrés Manuel.