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Duermevela

Cyntia Moncada. Foto: Especial

Cyntia Moncada. Foto: Especial

06 de Enero 2025

La brecha de los datos 

Por Cyntia Moncada

Susana llegó a Saltillo proveniente del sur del país cuando era pequeña. Tuvo un embarazo a los 14 años. Hoy vive en un asentamiento informal, no estudia, no tiene trabajo ni seguridad social. Su historia, como la de muchas adolescentes en situación de vulnerabilidad, revela una realidad que las estadísticas no logran captar por completo. Fue hasta que pidió ayuda que pudimos conocer su situación y brindarle acompañamiento. Pero, ¿cuántas otras historias como la de Susana siguen siendo invisibles porque no tenemos datos o información que nos permitan verlas?

Este vacío en la visibilidad de las realidades que enfrentan muchas mujeres es uno de los grandes desafíos actuales: la falta de información desagregada por género. La desaparición del Instituto Nacional de Transparencia (INAI) amenaza con agudizar aún más esta problemática, ya que elimina uno de los mecanismos más efectivos para garantizar el acceso a la información pública. Sin datos específicos y claros, no podemos identificar las desigualdades de manera precisa ni diseñar soluciones efectivas. La información, lejos de ser un simple ejercicio técnico, es una herramienta esencial para transformar la realidad de mujeres y niñas en contextos de vulnerabilidad, como el de Susana. Sin ella, simplemente estamos caminando a ciegas.

En Matatena, uno de los mayores retos ha sido la recopilación de estos datos. A lo largo de los años, hemos dependido en gran medida de las solicitudes de acceso a la información. En muchas ocasiones los datos simplemente no existían, pero el INAI contaba con mecanismos que presionaban a las instituciones para que estos datos fueran generados y accesibles. 

El vacío de datos no solo limita el acceso a la información, sino que también dificulta entender y abordar fenómenos complejos como el embarazo adolescente. ¿En qué colonias o zonas urbanas se registran las tasas más altas de embarazo adolescente? ¿Cómo afecta la movilidad urbana a estos índices? ¿Cuántos embarazos ocurren realmente, más allá de los nacimientos? Estas preguntas evidencian la necesidad urgente de datos más detallados, que vayan más allá de los registros tradicionales y que nos ayuden a tener una visión más precisa de la situación.

Ante la incertidumbre por la desaparición del INAI, no basta con simplemente lamentarlo, es fundamental que desde las instituciones se impulsen acciones y mecanismos que permitan generar y hacer accesibles estos datos. Cada trámite, cada proceso y cada acción institucional deben considerar la recolección de datos desagregados por género porque estos datos no solo permitirán identificar realidades como la de Susana que son invisibles para las instituciones responsables, sino que también servirán para diseñar políticas públicas más efectivas y específicas. 

Para lograr esto, es imprescindible establecer sistemas de monitoreo y registro dentro de las instituciones públicas, capacitar al personal y crear estándares claros para su recopilación. Sin dejar de lado la colaboración con organizaciones de la sociedad civil y la academia, pues estas alianzas no solo contribuyen a validar los datos, sino también a analizarlos y utilizarlos para maximizar su impacto y alcance.

Los datos desagregados por género no son números vacíos, son historias como las de Susana que necesitan ser visibilizadas.