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¿Dónde están las científicas?

Paola Aguirre Praga. Foto: Especial

Paola Aguirre Praga. Foto: Especial

10 de Febrero 2022

PAOLA AGUIRRE PRAGA

No sabemos de ellas, pero existen. Con sus descubrimientos y aportaciones muchas han cambiado nuestro entorno y sin embargo conocemos muy poco de su legado. Las mujeres científicas han vivido a la sombra de sus colegas, olvidadas por las élites intelectuales de cada país y época.

El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) dio a conocer que en México tres de cada diez profesionistas que eligieron alguna carrera relacionada con la tecnología, matemáticas, ciencia e ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés) son mujeres. De los egresados de este campo, sólo 12% son mujeres y son empleadoras, apenas una por cada siete hombres, lo que representa una barrera a su desarrollo profesional.

A partir de este análisis encontramos que las brechas de género empiezan en la infancia y aumentan con el tiempo “Las niñas de primaria han presentado mejores resultados en las pruebas del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (PLANEA) de matemáticas que los niños, situación que se revierte en secundaria y se amplía al finalizar el bachillerato, mientras que sólo 6% de 10 mil alumnas de bachillerato de la Zona Metropolitana del Valle de México encuestadas por Movimiento STEM dijo estar interesada en estudiar una carrera de estas áreas de estudios”.

Un dato a destacar, es que en este rubro, Coahuila tiene la mayor proporción, con casi 3 de cada 10 universitarias, mientras estados como Nayarit y Quintana Roo comparten la última posición, con 11% cada uno. A pesar de estas cifras, la realidad es que pocas logran concluir su carrera profesional.

Ahora, la pregunta del millón ¿cómo reducir las brechas salariales y productivas en este campo? Pero también ¿Cómo despertar el interés en las niñas y mujeres para elegir la ciencia? El desafío es grande, pero tendremos que partir por eliminar los estereotipos de género y dejar de romantizar carreras de “mujeres” y de cuidados, para redireccionar hacia la atención de problemáticas concretas.

Otra barrera, es la duración y el costo de los planes académicos en las distintas universidades e instituciones, muchos de ellos superiores a los cuatros años y que tienen que ser combinados en la mayoría de las ocasiones, con la maternidad y el trabajo de cuidados en el hogar.

Reflexionemos las palabras de la investigadora del Instituto de Astronomía de la UNAM, quien considera que la presencia de mujeres en la ciencia y la tecnología es vital para cambiar, por ejemplo, más metodologías y las prácticas en temas de salud, “como los estudios para cáncer de mama, que fueron diseñados por hombres y por eso son incómodos y hasta costosos”.