Una CNDH de partido
Israel Mendoza Pérez
@imendozape
La peregrina idea de Marko Cortés, dirigente del PAN, de elegir al titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) por voto popular, significa promover instituciones autónomas con el sello militante. Aunque pensó lanzarle un reto al presidente Andrés Manuel López Obrador, su propuesta terminó en una expresión peligrosa e ingenua.
A tres meses de que concluya el periodo de cinco años de Rosario Piedra, de llegar –cuestionada– a la presidencia de la CNDH, el dirigente panista jugó al ritmo de Morena y no midió las consecuencias. Con Rosario Piedra al frente de la CNDH se abrió la puerta a un ombudsman militante, a la distorsión de la comisión y mutarla en un colectivo de intereses políticos.
“Aquí le lanzamos el reto al presidente López Obrador. Nosotros proponemos que la Comisión de Derechos Humanos, su titular sea electa por voto popular, que el defensor o la defensora de los derechos humanos sea electa por voto popular de todas y todos los mexicanos”, expresó el bisoño dirigente panista.
La movilización político-electoral de Morena en los comicios del 2 de junio es el trabajo de un partido aplanadora. De mantener la tendencia de funcionarios electos a través de las urnas o promoverla como lo hizo Cortés Mendoza, es darle al partido en el poder, las herramientas y motivaciones para llevar a distintos cargos a sus cuadros y aliados; la democracia se pervierte y el exceso de candidatos, cada tres años, agota la participación ciudadana.
En un tono socarrón, Marko Cortés expresó: que la elección por voto popular del titular de la CNDH garantizaría que no se imponga a alguien que esté controlado por el gobierno, de tal forma que haya una verdadera defensa de los derechos humanos frente a actos arbitrarios gubernamentales. Sin embargo, la elección de Rosario Piedra fue una imposición del partido en el gobierno a través del Senado, con la venia presidencial, pero operada desde los subterfugios del partido guinda.
La posibilidad de quitarle al Senado la elección de ombudsman es darle al partido en el poder la capacidad de lanzar propuestas afines a su proyecto como ocurrió con Rosario Piedra. Eso es lo que expone Marko Cortés.
La CNDH vive, en la actualidad, un proceso de destrucción administrativa y de bajo desempeño en su función como órgano autónomo. Su dependencia a la agenda de la cuatroté pervirtió la estructura y la convirtió en una extensión de intereses morenistas. Eso es el resultado de una dependencia militante.
Marko Cortés pretendió ser crítico, pero su propuesta terminó en darle a Morena el proyecto ideal para mantener dependencias a sus órdenes y quitarle al Senado facultades. Con ello debilitar uno de los poderes frente al partido en el poder y degradar los pocos espacios donde aún hay un contrapeso llamado oposición.