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31 de Julio 2024

Salió “espinao”

Israel Mendoza Pérez

@imendozape

La tensión en Venezuela por el inconsistente triunfo de Nicolás Maduro, en las urnas, es la muestra de la necesidad de que la oposición acepte la derrota para afianzar la legitimidad de un gobierno, de lo contrario, la situación se desborda en protestas y desestabiliza a una nación. Eso lo entendió la oposición en México, en la tarde, del 2 de junio; a pesar del histrionismo político del dirigente del PAN Marko Cortés y sus arrebatos frente a la excandidata presidencial Xóchitl Gálvez.

Ahora, en su fallida incursión como “observador electoral” en el país sudamericano Cortés Mendoza  importó polarización extra de Venezuela a México.De nueva cuenta el protagonismo. En el país, la división por casi dos décadas, potenciada, primero por el PRD y ahora por Morena está en los niveles más altos y se percibe lejana retomar la unidad nacional. Venezuela no es la excepción.

Y es que, mientras no haya pruebas contundentes de la victoria de Maduro, las protestas no solo de sectores de la oposición, sino de quienes esperaban ver otra cara; pueden desembocar en una crisis intercontinetal. Su crisis electoral, lleva al gobierno chavista a la aplicación de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, sin embargo, más que afectar al gobierno, es la población la que se ve privada de apoyos de carácter social. Estas sanciones lo que va a llevar es a una mayor pobreza y migración no como en etapas anteriores, pero sí nuevos ciclos de movimiento social ante los resultados en las urnas.

La presencia de Marko Cortés con la oposición venezolana jugó un papel incómodo. Incluso, fue expulsado del país y salió “espinao”. Así como ese término lo acuñó Hugo Chávez contra Vicente Fox hace más de 20 años. La batalla en la urnas frente a un aparato de gobierno se disuelve de manera natural. El chavismo no está dispuesto a entregar el poder a ninguna fuerza opositora.

Si bien, Maduro se mantiene en el poder, lo hace carente de legitimidad tanto al interior como fuera de su país, lo que podría tener consecuencias económicas al aislar al régimen más de lo que ya está. Esa es la condena y la responsabilidad que debe cargar un gobierno carente de principios democráticos.

Si bien la democracia es el concepto clave para la convivencia a nivel internacional. Todo país que quiera ser bien recibido en el seno de la comunidad internacional tiene que ser un país que defienda la democracia, si esta falla, automáticamente está fuera de las reglas que operan en el mundo.

Con o sin observadores electorales internacionales, la jornada electoral en Venezuela terminaría manchada por la ilegitimidad y la duda del triunfo de Maduro. Marko Cortés no es el representante más sólido de la lucha democrática en México. El pragmatismo en la alianza hecha con el PRI y PRD privó desde su nacimiento. La democracia en el panismo ahora está en vilo, pero al exterior, Marko Cortés se pinta de demócrata, pero en la praxis se queda en un panista más “espinao”.