Carta a mujeres detrás del miedo

CYNTIA MONCADA

A las mujeres que me contaron su historia.

No aguantes, vete. Vete a la primera, cuando se burle de tus sueños, cuando te minimice, cuando te insulte, cuando mate tus expectativas. Vete en el momento que se transforme, aunque quieras convencerte de que “Él no es así”, porque sí es. Vete, aunque te parezca difícil imaginar que esas palabras, esa furia y ese odio están saliendo de su boca. Vete desde la primera, cuando sus gritos rompan los sueños que construiste. Vete cuando comience a cuestionar tu forma de vestir, tus salidas, cuando revise tu teléfono. Vete cuando los insultos te paralicen, cuando tu corazón se rompa en pedacitos y veas caer todas tus expectativas de familia feliz, de un futuro compartido. No aguantes, vete cuando golpee la pared porque la próxima vez será tu cuerpo. Vete aunque sientas miedo, aunque tengas años sin trabajar, aunque hayas abandonado la escuela porque te prometió que siempre estarían juntos, que nunca te faltaría nada. Vete aunque tu familia te diga que tienes que aguantar, que si los matrimonios de hoy se separan es porque las mujeres ya no se quieren esforzar. Vete aunque estés aterrada, aunque creas que no podrás salir adelante sola. Vete, aunque sientas que no puedes comenzar de cero, vete y llévate tu vida porque es lo más valioso que tienes. Vete y busca ayuda, construye una red de apoyo, ve a la policía, a las instancias de la mujer, al Centro de Empoderamiento, al albergue. Vete y busca consuelo en las mujeres de tu familia, en tus amigas. Vete, no estás sola. Vete y rompe el ciclo, aunque te amenace con quitarte a tus hijos, aunque te diga que nadie te va querer. Nos enseñaron a quedarnos calladas, a aguantar, a resistir por los otros. Nos dijeron que la vida sólo tendría sentido si encontramos al príncipe azul y que tener a un hombre a nuestro lado es sinónimo de éxito, pero no es cierto, no lo necesitas. Estás sosteniendo sola un castillo derrumbado, porque el amor no tiene que doler, el amor no lastima así, el amor no te tunde a golpes, no te humilla, no te explota. Vete, toma a tus hijos y vete, con las uñas, con la poquita fuerza que te quede. Vas a poder salir. No necesitas mendigar muestras de amor. Vete y ponte a salvo, corre y no vuelvas. Vete, llévate tu vida, no se la dejes a él.

La semana pasada fueron Juanita y Gabriela, las asesinó la persona que decía amarlas. Antes de ellas fueron Alicia y Rosario, eran coahuilenses. Ellas no pudieron huir, un hombre les arrebató la vida, no era un extraño, era la persona a la que amaban. Por eso vete, vete ahora, toma tus cosas o vete sin nada, pero sálvate, la violencia mata, no tienes que aguantar, vete… 

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