Lo que cuesta un huevo
Por: José Inocencio Aguirre Willars
¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean.
¿Puedo preguntarles algo aquí en confianza?, ¿Cuánto están gastando por semana en el supermercado?. Así arrancó una larga discusión con un grupo de amigos con los que suelo jugar sóftbol, el comentario general fue: alimentar a nuestras familias es cada día más caro, cada día más difícil y cada día más estresante.
En los últimos años, México ha enfrentado un aumento significativo en el costo de la canasta básica, un fenómeno íntimamente ligado a la inflación. La canasta básica, un conjunto de bienes y servicios que satisfacen las necesidades esenciales de las familias, ha visto incrementos que afectan de manera más aguda a las clases más necesitadas.
En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inflación en alimentos ha sido una de las más altas de la última década, impactando gravemente en los productos de primera necesidad; les doy algunos ejemplos, enunciando primero los precios en 2018 contra los de agosto del presente año: el kg. de tortillas, $14 MXN en 2018 contra $24 MXN el día de hoy, el kg. de huevos se incrementó en un 75%, de $24 MXN a $42 MXN, el kg. de frijol de $21 MXN contra $36 MXN hoy en día, el litro de aceite casi se duplicó, de $22 MXN a $38 MXN, al igual que el kg. de carne de res que pasó de $130 MXN, a $220 MXN o el litro de leche, que en diciembre de 2018 costaba $16 MXN, mientras que en agosto de 2024 se encuentra en $30 MXN.
Comparando sexenios, podemos observar que durante la administración de Enrique Peña Nieto (2012-2018) la inflación se mantuvo relativamente controlada en relación al sexenio de su predecesor, Felipe Calderón (2006-2012), aunque con picos notables hacia el final de su mandato. Sin embargo, el sexenio actual de Andrés Manuel López Obrador (2018-actualidad) ha estado marcado por una mayor volatilidad económica global, incluyendo la pandemia de COVID-19 y conflictos internacionales que han exacerbado la inflación.
Según el propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el costo de la canasta alimentaria en las zonas urbanas se incrementó más del 12% en el último año, afectando de manera desproporcionada a las clases más pobres del país. Para estas familias, que destinan un porcentaje elevado de su ingreso a la adquisición de alimentos, cualquier aumento en los precios puede significar un golpe devastador en su capacidad para satisfacer necesidades básicas.
A pesar de los aumentos al salario mínimo, el poder adquisitivo real no ha aumentado en la misma proporción. El incremento de los precios de los productos de la canasta básica, así como el encarecimiento de servicios, ha mantenido presionada la capacidad de compra. Mi recomendación, cuidemos mucho lo que tenemos, apretémonos el cinturón y no pongamos nuestra esperanza en el futuro, el próximo sexenio pinta para ser peor.
Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.