El Santo Cristo
Por: José Inocencio Aguirre Willars
¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean.
Uno de los recuerdos más vivos de mi niñez es cuando arrancaba el mes de agosto y se ponía la “feria de la Catedral”. Sinceramente en esos años era más mi devoción por los puestos, la comida y los juegos que por la celebración que originaba el que el centro histórico se llenara de olores y sonidos que eran mágicos para mí; hoy en día entiendo mucho más de lo hermoso de este festejo.
El Día del Santo Cristo de la Capilla, celebrado el 6 de agosto en Saltillo, Coahuila, es una de las festividades más emblemáticas y llenas de fervor en la región. Esta celebración no solo es un reflejo de la profunda devoción religiosa de los saltillenses, sino que también guarda una rica historia que se remonta a la época colonial. El origen de esta festividad está estrechamente ligado a la imagen del Santo Cristo de la Capilla, una figura icónica cuya llegada a la ciudad y posterior veneración marcaron un antes y un después en la vida espiritual y social de Saltillo.
La historia del Santo Cristo de la Capilla data del siglo XVII. Se cuenta que la imagen, que representa a Cristo crucificado, fue traída desde España a la Nueva España por un devoto comerciante. Este hombre, consciente de la importancia religiosa de la imagen, decidió donarla a la ciudad de Saltillo, que en ese entonces estaba en pleno proceso de consolidación como una comunidad católica. La llegada de la imagen fue un acontecimiento significativo, y rápidamente se ganó un lugar especial en el corazón de los habitantes.
Según la leyenda, al llegar a Saltillo, el Santo Cristo fue recibido con grandes muestras de fe y celebración, y se le ubicó en una capilla que con el tiempo sería conocida como la Capilla del Santo Cristo. Desde entonces, la imagen se convirtió en objeto de veneración y símbolo de protección para los saltillenses. La devoción al Santo Cristo sigue siendo muy fuerte y es alimentada por numerosas historias de milagros y favores concedidos a sus fieles.
La jornada inicia con el novenario, nueve días de misas previas dedicadas a preparar la tradicional misa solemne en la Capilla del Santo Cristo, a la que asisten miles de fieles no solo de Saltillo, sino también de localidades cercanas e incluso de otros estados. Las calles se llenan de peregrinos que buscan cumplir sus promesas, agradecer favores o simplemente ser partícipes de esta manifestación de fe. La procesión del Santo Cristo es otro momento cumbre del día, donde la imagen es llevada por las calles de la ciudad, acompañada de cantos, oraciones y una atmósfera de profunda espiritualidad.
Pero la celebración no se limita a lo religioso. En paralelo, se desarrollan actividades culturales y recreativas que enriquecen la festividad y la hacen accesible a todos, independientemente de su grado de devoción. Eventos como ferias, espectáculos de música tradicional, danzas y exposiciones artesanales complementan la jornada, convirtiéndola en una fiesta inclusiva y comunitaria.
La importancia del Día del Santo Cristo de la Capilla radica no solo en su componente religioso, sino también en cómo esta celebración fortalece la identidad y cohesión social de Saltillo. Es un momento de unión y reflexión, pero también de alegría y celebración. Así, cada 6 de agosto, los saltillenses renuevan su fe y sus lazos comunitarios, transformando esta fecha en una parte fundamental de su legado cultural y espiritual.
Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.