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Agua y aceite: el medio ambiente y la agenda de la 4T

Israel Navarro. Foto: Especial

Israel Navarro. Foto: Especial

05 de Abril 2022

ISRAEL NAVARRO

Hay cuatro proyectos emblemáticos que el presidente López Obrador planea llevar a cabo en su mandato: El recién inaugurado, pero incompleto, aeropuerto Felipe Ángeles, la Refinería Dos Bocas, el Tren Maya y la Reforma Eléctrica. ¿Qué tienen en común los cuatro? Bueno, pues que tangencial o directamente tocan temas ambientales, los cuales no son prioridad para la 4T.

Recientemente un grupo de artistas y activistas ambientales hicieron un reclamo al presidente por la devastación ecológica que está causando el tramo 5 del Tren Maya, a pesar de sus promesas de “no derribar un solo árbol”. Pero eso es una situación coyuntural y un síntoma de la enfermedad, porque el problema de fondo es que AMLO está dispuesto a sacrificar al medio ambiente con tal de cumplir su agenda. Solo demuestra preocupación por el medio ambiente cuando le abona a algún fin político, por ejemplo, declarar al lago de Texcoco un área natural protegida, con tal de que no se retome la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

Desde el inicio de la administración se le ha dado la espalda a los proyectos de preservación ecológica e inversión en energías limpias y por el contrario, se la ha dado más peso a la dependencia energética basada en el petróleo y carbón. Cuando el mundo avanza hacia un modelo sustentable, López Obrador dirige el país hacia 1890 invirtiendo en refinerías, como Dos Bocas y Deer Park.

A partir del 11 de abril, es decir, al concluir la consulta de revocación de mandato, entraremos a una nueva etapa en la administración en turno que estará marcada por la pugna por pasar la reforma eléctrica del presidente, la cual propone en esencia, limitar la participación de las empresas de energía limpia para favorecer el acomodo del combustóleo mexicano a través de la CFE, lo cual es una puñalada a los grupos ambientalistas que apoyaron al presidente cuando estaba en campaña.

Y si a esta situación le sumamos la resistencia a la construcción del Tren Maya que, dicho sea de paso, comenzó a construirse sin los estudios de impacto ambiental, pinta para un buen debate, porque todo aquel que no esté de acuerdo en apoyar las obras y la reforma del presidente serán, a sus ojos, los adversarios impulsados por los conservadores e inclusive por Estados Unidos. “¿Dónde estaban cuando en el periodo neoliberal se atentaba contra el medio ambiente?” les dirá, aunque lleven toda su vida protestando.

Dicen que un buen mandatario gobierna para las próximas generaciones, y no para las próximas elecciones. Tristemente, este no es el caso.

 

*Israel Navarro es Estratega Político del Instituto de Artes y Oficios en Comunicación Estratégica. Twitter @navarroisrael