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Abrazos y no balazos. La fallida estrategia de seguridad

Álvaro Moreira. Foto: Especial

Álvaro Moreira. Foto: Especial

27 de Junio 2022

ÁLVARO MOREIRA

México sigue ardiendo en violencia y no existe voluntad para detenerla.

Hace tan solo unas horas, el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró públicamente que no cambiará la estrategia de seguridad. Esa misma estrategia que bajo el eslogan de “abrazos, no balazos” y “becarios, no sicarios”, ha hundido al país en una ráfaga de violencia y asesinatos que parecen ya incontrolables.

Es indignante que no reconozca y corrija sus fallidas políticas, pero es aún peor que debido a su arrogancia cada día más mexicanas y mexicanos estén perdiendo la vida.

Tan solo en lo que va de su administración se han cometido casi 7 millones de delitos, de los que se reportan 118 mil 182 homicidios dolosos y 3 mil 549 feminicidios, dando un total de 121 mil 731 asesinatos. Pese a esta situación, el presidente afirma que su estrategia va muy bien.

Y mientras se preocupa por proteger la vida de los delincuentes, ha dejado en total desprotección a quienes son víctimas. El caso más claro lo tenemos con los refugios que atienden a mujeres víctimas de violencia.

Hoy estos espacios de seguridad están en su peor momento: muchos de ellos cerrados y, los que sobreviven, están endeudados con proveedores, trabajadores y bancos para poder seguir funcionando. Han pasado seis meses de que las fundaciones y los refugios a nivel nacional no reciben el recurso federal que tienen asignado, afectando a más de 10 mil mujeres y niños que acuden a estos centros en busca de protección para su vida. Hablamos de 420 millones de pesos que no han sido entregados. 

Es inadmisible que el presidente quiera deslindarse de su responsabilidad ante los cientos de miles de asesinatos, violaciones y agresiones que están sucediendo en todo el país, queriendo echarles la culpa a los gobiernos del pasado. Ya basta.

Se requieren acciones inmediatas, que restituyan los derechos de las víctimas, proteja a la ciudadanía y castiguen a los culpables. En lo único que tiene razón el presidente, es que necesita ser el pueblo el que decida el cambio, el que decida poner primero la vida de las niñas y niños, la protección de las mujeres y la vida de los mexicanos. Porque el presidente ya lo dijo: él no va a cambiar.

Me despido de ustedes amigos, esperando reunirnos de nuevo, por este medio, la próxima semana. Que Dios los bendiga.