GIOVANNA FRANZONI
Llega el fin de quincena y no traes ni para una Maruchan. Te acuerdas entonces del fin de semana pasado, de tu visita al centro comercial o de la peda monumental en la que pasaste tu tarjeta más veces de las que recuerdas. Prometes no volverlo a hacer, buscar la forma de llegar a la próxima quincena holgado, sólo para encontrarte 15 días después en una situación peor que la que planteo arriba.
La realidad es que los millennials llevamos un estilo de vida tan despreocupado, que las cosas de adulto, como crear una cuenta de ahorro en el banco, nos causan terror porque hay que hacer una fila, tener contacto humano y firmar papeles que no queremos leer.
Pero eso no significa que todo sea nuestra culpa: nos tocó buscar empleo en medio de crisis económicas desatadas por malos gobiernos, y actualmente los sueldos que se ofrecen suelen ser miserables –de acuerdo con el último estudio hecho por el Inegi, el 29.4 % de los millennials gana entre 2 400 y 4 800 pesos al mes. Por eso más del 34 % de esta misma generación se siente inconforme con su salario actual.
Ante una marea económica tan desastrosa, tal vez la única forma de salvar el barco para seguir disfrutando nuestro home office, #vidafreelance o simplemente enfrentar el panorama actual, es prestarle atención a nuestro dinero más allá de sólo ver cuánto nos queda en la cartera. Así evitas comer Sabritones con tortilla al final del mes y en menos de lo que te imaginas podrás arrancar ese proyecto que tanto tiempo lleva rondando tu cabeza.
Un gasto hormiga es ese pin de Juan Gabriel que te costó 500 pesos y que dejaste ensartado en una chamarra que nunca usas. En realidad cualquier gasto innecesario que en un principio parece insignificante, como comprar un café con tu nombre a diario o visitar la tiendita religiosamente con el propósito de comprar cigarros, puede representar una fuga de lo que ganas.
La mejor forma de detectar un gasto hormiga es llevando un registro de gastos mediante algunas app como Monefy, así no sólo podrás ver lo que sale a diario de tu bolsillo, también la suma total de lo que representa. Eso te dará claridad para detectar qué compras debes evitar.
Apoyar la economía local, reducir tu consumo de plástico y usar el transporte público son acciones cotidianas que ayudan directamente al planeta, y también a tu fondo de ahorro. Esos diez pesos que utilizabas diario con el objetivo de comprar una botella de agua natural ahora puedes guardarlos en una alcancía, adquirir un termo y para final de año habrás evitado contaminar con 365 botellas de plástico.
Lo peor que puedes hacer es no tener un dinero de reserva en tu cuenta de ahorro en caso de cualquier emergencia. Si bien resulta una tentación saber que hay billetes en tu tarjeta y no gastarlos, tal vez lo agradezcas cuando a tu carro se le ponche una llanta o una muela picada comience a molestarte un domingo por la noche. Ese dinero extra te ayudará a contener los gastos inesperados, además de brindarte la seguridad de que está ahí congelado para cualquier problema.
De acuerdo con el último estudio de empleo generado por el Inegi en 2018, más de la mitad de la población millennial (rango de edad entre los 22 y los 35 años) trabaja dentro del sector informal, lo que significa que trabajan por honorarios y no cuentan con prestaciones de ley.
Si eres parte de la estadística, mejor no pierdas más el tiempo y busca un seguro de vida y gastos médicos. Atender una emergencia de salud suele ser muy caro y al no tener contrato en donde trabajas, el IMSS no puede darte atención gratuita.
Tal vez ahora te encuentres en perfecto estado, pero los accidentes suceden y no vale la pena que por romperte un brazo te endeudes de aquí a dos años con algún banco si puedes pagar un plazo mensual y vivir tranquilo porque tu salud está protegida.
Pagar impuestos no necesariamente es una pesadilla. Si deduces correctamente y pagas a tiempo, al final del año incluso puedes llegar a tener un saldo a favor que el SAT por ley te regresa. El truco para lograrlo es ser organizado. Fija una fecha al mes con el fin de generar tus facturas, asegúrate de que tu contador haga el trabajo de manera correcta y pon una alarma en tu celular para el pago de impuestos.
Esas pequeñas acciones ayudarán a que se reduzcan tus impuestos cada fin de mes, que no le debas al SAT y recibas ese saldo a favor de tu declaración anual, que igual te ahorraría unos meses de contador o completaría lo que te falta para comprar lo que tú quieras.
Hay un abismo de diferencia entre decir y hacer. Si deseas comenzar a ahorrar, lo primero es identificar tus metas a corto y largo plazo, hacer cálculos, sacar una cuenta de ahorro y comprometerte a depositar cierta cantidad una vez al mes. En otras palabras, estructura tu plan de ahorro.
Puedes usar la ley 50/30/20 con el objetivo de dividir tu salario mensual y organizar tus finanzas así: 50 % para gastos necesarios (renta, servicios, despensa), 30 % para tus gastos personales (salidas, boletos de concierto, etc.) y 20 % para ahorro. Ya con el presupuesto dividido de esa manera, puedes identificar en qué gastas más, reducir esos gastos y tener un monto fijo destinado a tus proyectos a futuro.
Este es el método que usan muchas aplicaciones de finanzas personales con el fin de ayudar a que te organices, así que además de que es infalible, también es un conteo que puedes llevar en tu celular, sin la necesidad de quebrarte la cabeza con números.
A veces, invertir resulta un tema lejano, sobre todo para una generación que vive en su mayoría con salarios muy bajos, pero es más sencillo de lo que parece y podría no sólo ayudarte a generar dinero a largo plazo, además asegura que tu futuro pinte mejor.
Aunque es una muy buena apuesta invertir en un negocio, la bolsa o una propiedad, con el propósito de que tu dinero no corra el riesgo de perderse es importante que busques a un asesor financiero e información sobre lo que estás a punto de hacer. Seguro ya hay hasta tutoriales de YouTube que pueden apoyarte con eso.