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¿Odias la Navidad? No es tan raro como parece

FOTO: Especial

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16 de Diciembre 2021

Redacción

 

Ya sin la cuarentena obligada que hizo a las familias adaptarse a una nueva etiqueta social en las fiestas decembrinas, la vuelta de las celebraciones tradicionales de esta época regresa a quienes no les gusta la Navidad y odian las fiestas, a su estado natural: ser el “Grinch” en Nochebuena.

 

Para Betsabé Terrazas, directora de la campaña nacional Toma Un Café Conmigo, destinada a brindar apoyo emocional y que organizan una fiesta anual reuniendo a desconocidos para celebrar la Navidad, las fiestas decembrinas acrecientan la ansiedad, la depresión y desencadenan crisis tanto por ausencias, como por el “tener qué” cumplir ciertas expectativas.

 

Para el padre David López, Vicario de la Catedral de Santiago, lo importante es volver a lo esencial, a las celebraciones sin la parafernalia habitual y aquellas en las que incluso solo, se puede estar.

 

“Se vienen fechas muy importantes, como para todas las familias y de las personas que estamos, a la espera de convivir”, señala Betsabé Terrazas; sin embargo no todos están a la espera de “estar cálidamente con los seres que amamos”.

 

En su experiencia atendiendo a personas con intentos suicidas o en estados de depresión, Betsabé Terrazas sostiene que hay también quienes en la época decembrina, están imposibilitados a reunirse con sus familias, experimentan pérdidas o viven duelos incompletos por la crisis sanitaria del Covid.

 

“Esas personas que no tienen a dónde llegar o que son foráneos, sino no tienen la manera de moverse, estar con la familia o que tienen ese deseo pero ya no se encuentran con nosotros. Y a través de ese también viviendo lo que es la pandemia, no lo que nos ha alejado también de ciertas costumbres o de ciertas comodidades en las reuniones”.

 

“Sabemos que anteriormente en 2019, el período navideño solía ser un periodo cargado de muchos compromisos sociales, compras, prisas que generaba estrés y tensión en las personas. Después del confinamiento del 2020 vimos cómo tuvo un cambio. Sin embargo, este cambio, pues es el reflejo que ya venía viviéndose desde antes, el que muchas personas no disfrutaban lo que son estas fiestas”, reconoce el padre David López.

 

“La clave está precisamente en que no se nos da el clavo con la esencia de una cosa. Cuando tú no vas con la esencia de una cosa, no la disfrutas, no la al no conocerla tampoco la la aproveches en todo lo que es. La Navidad desde el punto de vista cristiano, es un periodo de esperanza y alegría”.

 

Hay quienes ven en ella todo lo contrario.

 

“A pesar de que es una temporada relativamente en la que se ve mucho amor y mucha felicidad, porque así es como te lo venden; la mercadotecnia te lo vende así como que todo es feliz y que todo realmente es una temporada que sí genera tristeza por muchos cambios. Es una temporada en la que todo cuesta mucho”.

 

“Por ejemplo, es una temporada en la que necesitas dinero, necesitas recursos. Y luego es una temporada fría en la que también el clima también afecta emocionalmente a las personas. Y si tu vives fuera y te forzosamente te han metido la idea de estar con la familia y tú no puedes tener esa posibilidad, obviamente también viene la depresión más, aparte de la carga en la que ya estoy”.

 

Y en otras ocasiones, es el papel o rol que se juega, el detonante.

 

“Si estoy ahora en este papel de tener que ser el papá el que da los regalos y no tengo la posibilidad. Pues viene también esa esa carga emocional decir “estoy fallando como papá o esos pensamientos negativos”.

 

Celebrar sin ruido

 

Para el vicario de Catedral la Navidad en sus orígenes, fue un hecho sencillo, casi oculto.

 

“Nadie se dio cuenta de que en aquella gruta de Belén nació el hombre que cambió la historia de toda la humanidad. Así, sencillo, sin tanta parafernalia. Claro, no había luces, no había cohetes, ni en lo más sencillo y en lo más oculto. Eso estaba muy bien. Estaba surgiendo un movimiento que transformó el mundo y revolucionó las mentes y las conciencias”.

 

Y es ante este origen, que la forma de festejar, incluso a solas, no falta ni a la espiritualidad ni a la tradición.

 

“Si de alguna manera tú dices yo no quiero festejar porque no, no va en mis convicciones espirituales, no van mis convicciones familiares, porque estoy bien así; porque no quiero, porque no tengo dinero y así de sencillo, quiero estar solo”, señala Betsabé.

 

Sin embargo, señala que estas pausas también tienen un propósito y dan un sentido a la vida.

 

“De alguna manera estas fechas están dadas o fueron creadas con el propósito de convivir, si puedes hacerlo, si no, retomarlo en casa, convivir contigo mismo. Reencontrarme con ese niño que yo tengo, que tengo guardado y que no he querido sacar con nadie. Hay temas que necesito trabajar o simplemente sabes que he estado con muchísima gente durante todo el año. He prestado demasiada atención porque a veces pasa eso en el que uno tiene tiene, da demasiada atención a otros y a veces se olvida de uno mismo”.

 

“Que no nos frustre el que el que tengamos que cumplir, ni también el prejuicio de que la familia se sienta ofendida porque no queremos estar con ellos, porque a veces también pasa eso que que otros creen que los amas menos por no querer estar en esas fechas con ellos o porque no quieres hacer el sacrificio o el gasto que a lo mejor no puedes hacer en ese momento”.

 

Para el padre David la Navidad no surgió para convivir sino para recordar un acontecimiento que marcó un antes y un después como se refleja en los calendarios: estamos en el año 2021 después del nacimiento de Jesús.

 

Y a manera de recomendación, traza cinco puntos para vivir estas fechas y celebrar, de diferentes maneras.

 

Uno, partiendo de un principio de un filósofo judío, Mauro Espinosa, que decía “la naturaleza se contenta con poco”, llama a que la felicidad de la persona no está en el tener por lo que recomienda no gastar lo que no tienes y no comprar lo que no necesites.

 

Dos, comunicación. El ser humano se enriquece en la medida que se comunica, no con el que piense igual que él o sea igual, a veces la persona más lejana que yo, la que no conozco, la que piensa diferente nos aporta más.

 

Tercero, no perder el sentido auténtico de la Navidad, y este sentido, insiste: no es comprar, ni estrenar, ni gastar, tampoco solamente es convivir y se puede vivir  la Navidad  incluso estando solos,

 

Como cuarto punto, manejar los miedos, hay muchas personas viviendo sujetos a lo laboral, la salud, lo económico, el desafío, la incertidumbre del futuro.

 

Y por último, no encerrarse, porque eso da paso a la desesperanza, al egoísmo y también a la falta de amor.

 

“Sé que todos, de una u otra manera, hemos recibido algún daño, alguna herida, alguna desilusión, pero eso no, no, no debe ser causa de que la persona se cierre, porque al cerrarse solamente no va a ver la luz, o sea, va a vivir en medio de tinieblas, puede estar allá afuera el sol, las lucecitas. Pero dentro puede estar una oscuridad en la cual estamos invitados a salir. Porque la Navidad es esto, alegría y esperanza”.