Israel Mendoza Pérez
@imendozape
Fiel al estilo de hacer política con acusaciones estridentes, Yeidckol Polvensky, reaparece con la amenaza mediática bajo el brazo y el manotazo para exigirle justicia histórica al dirigente del Movimiento de Regeneración Nacional, Mario Delgado, por ser fundadora del partido guinda. Sin embargo, en sus movimientos muestra la torpeza y sume sus propios pasos sobre el lodo de sus declaraciones. La legisladora federal amenaza que la dejen participar en la elección de coordinador para la defensa del proyecto de la cuatroté o se mantendrá en la línea de ataque al partido que dirigió y que, al tiempo, le dio la diputación plurinominal.
Desde lanzar acusaciones en uno de los noticiarios vetados por el Consejo Político de Morena, para las seis corcholatas. La cual se convierte en su primera desacierto y reto a su dirigente. Hasta cuestionar la manipulación de los estatutos del partido en el poder, Polevnsky Gurwitz se avienta a exigir que, por derecho de antigüedad le paguen su trabajo político pasado con la oportunidad de participar y le den audiencia en Palacio Nacional. Ese fue el segundo error en su estrategia de contraataque.
Su exigencia es golpeadora para la unidad y la institucionalización de la cuatroté; medida trabajada por el presidente Andrés Manuel López y dictada por Alfonso Durazo. Sin empacho, la política-empresaria amenaza con defender su derecho para competir por ser la “coordinadora para la defensa del proyecto de transformación: a esa convocatoria sí quiero acudir, sí quiero participar”.
Sin embargo, Yeidckol Polevnsky se encuentra en la congeladora. Y no lo entiende. Su paso como dirigente de Morena exhibió su obcecado protagonismo. El 29 de agosto de 2019, Mario Delgado, entonces coordinador de los diputados morenistas, señaló: “el presidente hizo una sugerencia de utilizar algo que está previsto en los Estatutos de Morena, como es la encuesta, resolvería muchos problemas, para el relevo en la dirigencia. No dejemos que se vaya a echar a perder porque es la lucha de muchos años y de muchos millones de mexicanos”.
Sin embargo, Yeidckol Polevnsky, en ese momento presidenta en funciones, fue omisa al llamado. La empresaria-política se negó a hacer caso a la petición por la sencilla razón de negarse a perder el control del partido en el poder. Prefirió pisar las aguas turbias de Morena y posteriormente enlodar al partido entre su inexperiencia política y su desobediencia. Ella echó a perder al movimiento fundado en 2015. Prueba de ello es que, en 2019, el partido tenía 317 mil 595 afiliados y para el 31 de enero de este año con 278 mil 332 es decir una diferencia porcentual de -12%, según datos del INE.
Ahora, Yeidckol Polevnsky apuesta al olvido de sus errores estratégicos y pretende subirse a la ola morenistas rumbo a 2024. Cuestiona las decisiones de Mario Delgado y pretende usar los estatutos del partido para su beneficio político. Su aparición pública desestabiliza la armonía de un proceso dictado desde Palacio Nacional, aunque a regañadientes institucionalizó a las corcholatas y a los militantes del partido en el poder.