Uno de las grandes problemáticas de la ciudad de París es que sus calles despiden un fuerte olor a pipí, aunque la capital francesa castiga con infracciones los habitantes o turistas que sean sorprendidos orinando en la vía pública, no ha podido erradicar con este inconveniente.
Los parisinos hartos de esta peste, con ayuda de la empresa Faltazi, implementaron un plan para erradicar con esta fea costumbre de orinar en la calle. La estrategia consiste en ubicar en puntos estratégicos urinarios ecológicos que transforma la pipí en composta.
El Uritrottoir es un urinal en forma de maceta rectangular que ofrece la ventaja de evitar que los transeúntes hagan sus necesidades en la calle, y de forma que ayuden al planeta.
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Estos innovadores sanitarios en su interior están rellenos de paja y aserrín que se convierten en composta para luego ser utilizados para fertilizar parques y jardines públicos.
Por ahora existen solo dos modelos uno con capacidad para 600 usos, y otro más pequeño para 300, y sólo pueden ser utilizado por hombres.
La empresa ya trabaja en la forma de solucionar este problema de diseño y que estos ‘sanitarios’ callejeros también sean funcionales para las mujeres.
AG