Por Michel Rose y Richard Lough
PARÍS, 11 may (Reuters) – Francia emprendió con extrema cautela el lunes el camino de salida de uno de los confinamientos por el coronavirus más estrictos de Europa, permitiendo que tiendas, fábricas y otros negocios no esenciales reabrieran por primera vez en ocho semanas, en un clima de temor a una segunda ola de infecciones.
Con el quinto mayor registro oficial de muertes por la COVID-19 del mundo, Francia también reabrirá por fases sus escuelas, mientras que sus 67 millones de habitantes podrán salir ahora de casa sin necesidad de completar trámites burocráticos, aunque todavía se precisa de documentación para viajar por París en hora punta.
Teatros, restaurantes, bares y playas permanecerán cerrados al menos hasta junio. El temor a un rebrote de la enfermedad en este tipo de establecimientos públicos se ha puesto de relieve en Corea del Sur, que intenta contener un nuevo foco relacionado con clubes nocturnos.
“Todo el mundo está un poco nervioso. ¡Guau! No sabemos hacia dónde vamos, pero hemos salido”, dijo Marc Mauny, un peluquero que reabrió su salón en el oeste de Francia al filo de la medianoche.
El tráfico fluía junto a los Campos Elíseos en el centro de París mientras trabajadores limpiaban los escaparates de las tiendas antes de abrirlas por primera vez en ocho semanas. El distrito de negocios de La Defense, en la capital, aparecía prácticamente desierto, ya que muchos empleados del sector financiero continúan trabajando desde casa.
Los pasajeros tienen que llevar mascarillas en los autobuses y metros que atraviesan París, y en los asientos hay pegatinas recordando las necesidades del distanciamiento físico.
El Gobierno del presidente Emmanuel Macron levantó el confinamiento después de que la tasa de infección se redujera y el número de pacientes en cuidados intensivos disminuyera a menos de la mitad del máximo alcanzado en abril. El virus se ha cobrado 26.380 vidas en Francia.
Las plantas manufactureras pueden reabrir siempre y cuando apliquen medidas de seguridad, lo cual para algunas supone que no puedan funcionar a pleno rendimiento. Los ciudadanos sólo pueden desplazarse hasta una distancia de 100 kilómetros a menos que sea por razones profesionales, para asistir a funerales o para cuidar a personas enfermas.
Los sindicatos y los partidos de la oposición han puesto de relieve los riesgos de que las infecciones por COVID-19 se repitan, en particular en los lugares donde el distanciamiento social es difícil de mantener, como en las escuelas.
El ministro de Salud, Oliver Veran, dijo que Francia está preparada para realizar 700.000 test por semana para contener la propagación de la enfermedad COVID-19. Sin embargo, una aplicación móvil de rastreo de contactos llamada “StopCovid” todavía no se ha puesto en marcha.
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(Información de Michel Rose, Richard Lough, Leigh Thomas, Dominique Vidalon y Benoit Van Overstraeten desde París y de Stephan Mahe desde Mayenne; escrito por Michel Rose y Richard Lough; editado por Pravin Char y Philippa Fletcher; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)