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Exhiben “Memorias del Templo Mayor”, entre pinturas y arena

SOCIEDAD 1

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27 de Enero 2020

*La muestra de Lilia Gracia Castro captura excavaciones en la zona arqueológica

México, 27 de enero (Notimex).— La exposición Memorias del Templo Mayor, inaugurada en la Galería del primer piso del Museo Nacional de Antropología (MNA), se compone de 15 obras en técnicas mixtas, de mediano formato, realizadas por la artista plástica Lilia Gracia Castro entre 1982 y 1993, como evocaciones del mundo prehispánico.

      La exposición, cuya inauguración estuvo a cargo del director del recinto museístico, Antonio Saborit, con la cual dio inicio al programa de exposiciones temporales 2020 del MNA, incluye una colección de conchas, caracoles y arenas, entre otros objetos personales de la autora, como ediciones de obras de Miguel León-Portilla significativas para ella, entre las que se encuentra La visión de los vencidos.

      La autora originaria de Sonora (1951), quien llegó a la capital del país para estudiar en La Esmeralda (1977–1982), ha pasado décadas de investigación con arqueólogos y antropólogos en varias zonas arqueológicas, por lo que la muestra exhibe el trabajo realizado en esos sitios en la década de 1970, que, entre lodo, tablones de madera y estructuras, sacó a la luz los vestigios de la antigua ciudad prehispánica de Tenochtitlan.

      Gracia Castro considera que los vestigios arqueológicos, al ser cuidadosamente desenterrados, restaurados, estudiados y descifrados, hablan de un pasado que se convierte en presente, demás provocan orgullo, renuevan la identidad nacional y aportan al mundo más conocimiento sobre la historia universal, por lo que son fuente inagotable para muchas generaciones de investigadores, escritores y artistas.

      Indica que el hallazgo de los vestigios del Templo Mayor fue para ella como un gran manantial de belleza y riqueza en formas, colores, texturas y simbolismo, por lo cual cambió de tema, de estilo e incluso de técnica para recuperar la herencia cultural. Con ese fin emplea acrílico, pintura, aglutinante y sellador, lo mismo que arenas de mar; detalló la Secretaría de Cultura en su sitio oficial.

      Además de tierras y arenillas finas de colores grises, acres, negro, rojos y rosáceos provenientes de ríos, arroyos, bosques y distintos sitios arqueológicos; así como tintas, cenizas y otros materiales orgánicos e inorgánicos, entre ellos polvo de tezontle y harina de amaranto, que le ayudan a expresar el mundo prehispánico mediante tres vertientes: lo orgánico, lo gráfico y lo conceptual.

NTX/AFG/RML